Se ha hecho tan habitual en el lenguaje político que en las intervenciones públicas, tanto del presidente del Gobierno como de sus ministros y colaboradores, se llega a negar el sentido de la realidad. Desde su llegada a la Moncloa, el señor Sánchez ha dado continuas señales de ocultar la verdad, pero los últimos acontecimientos publicados sobre turbios asuntos que emborronan la política nacional han sumido a los ciudadanos en una profunda perplejidad. Mientras se acusa y denigra a la oposición continuamente y se habla de transparencia informativa por parte del Gobierno, se recurre a la confusión y el embrollo ante las preguntas de los informadores. El tristemente célebre episodio de la señora Delcy Rodríguez, vicepresidenta del Gobierno de Venezuela y sus misteriosas maletas en el aeropuerto de Barajas ha sido exhaustivamente explicado por los miembros del Gobierno español. El problema es que los ciudadanos desconocemos cuál de las, hasta ahora, doce explicaciones ofrecidas -y todas distintas- se aproxima a la verdad de los episodios más oscuros de la actual legislatura.  Ante la sincronía y cerrada unanimidad en el automatismo de los portavoces gubernamentales, llegamos a la conclusión de que nunca conoceremos la verdad de los hechos. Es tarea del periodista buscar explicaciones para ofrecerlas a la opinión pública, pero hay que reconocer que nunca esta tarea ha sido tan difícil. Los miembros del Gobierno repiten literalmente las consignas recibidas cuando los informadores emiten, con gran dificultad, las obligadas preguntas en busca de la verdad. En lugar de ella, sólo reciben insultantes reproches a la oposición y desmedidas alabanzas al Gobierno del que forman parte. A esto se añaden los habituales reproches a los medios que no asumen la ausencia de explicaciones veraces, considerándolos máquinas de fango, menospreciando la necesaria actitud crítica del periodista con el poder. Los periodistas, en cumplimiento de su deber de informar con veracidad, tienen que ejercer su tarea con espíritu de lucha permanente ante la mentira; mientras tanto, el número de imputados sanchistas sigue creciendo.