La capacidad de generar riqueza y empleo en el sector turístico es tan grande que se puede comparar con otros tan importantes como el de los servicios, la automoción y la industria manufacturera. De hecho, representa 12 de cada 100 euros del Producto Interior Bruto (PIB).
Si se analiza la facturación del pasado año, se observa que el gasto de los turistas que visitaron el país en 2024 superó los 126.000 millones de euros, un 16% más que en el ejercicio anterior. Una cifra que casi triplica el superávit de la balanza por cuenta corriente que cerró el ejercicio con el máximo histórico de 48.400 millones, un 21,6% más que el curso anterior.
Ante un resultado que sitúa al país en el podio del liderazgo mundial, el sector plantea anticiparse con una profunda transformación para garantizar la máxima calidad a los visitantes en el corto y medio plazo bajo parámetros de sostenibilidad, seguridad, las tecnologías más eficientes, experiencias personalizadas y, sobre todo, servicios exclusivos, que garanticen una mayor rentabilidad con clientes de alto poder adquisitivo.
El camino que ha recorrido la industria turística en España está siendo un claro ejemplo en otros mercados internacionales como Turquía, Grecia, México, Brasil o Argentina que, con similares características climáticas, tratan de competir con tarifas más económicas.
En este sentido, la recuperación de esta actividad para este año viene acompañada de las últimas tendencias y soluciones para adaptarse a las demandas de un viajero cada vez más exigente y consciente.
La sostenibilidad, la digitalización y la búsqueda de experiencias auténticas son los pilares de un paradigma que promete impulsar la economía y generar nuevos modelos de este pujante negocio.
Los expertos destacan que uno de los pilares básicos de esta nueva etapa es la sostenibilidad. El turismo regenerativo, que aboga por dejar un impacto positivo en los destinos más demandados. Cada vez más viajeros buscan experiencias que les permitan contribuir directamente a la conservación del medio ambiente, alojarse en eco-lodges o realizar actividades que favorezcan la biodiversidad.
A la par, la descarbonización es otro de los grandes desafíos. De ahí, el uso de transportes sostenibles, la reducción de residuos y la integración de energías renovables en los destinos vacaciones más atractivos.
Por su parte, la digitalización ha irrumpido con fuerza en el ámbito turístico, y cada vez ofrece a los viajeros una gama de opciones muy innovadoras, nunca antes imaginadas. La inteligencia artificial es ahora un recurso que está muy en boga y que se emplea para programar las vacaciones, obtener recomendaciones a medida, optimizar rutas y mejorar las experiencias a través de asistentes virtuales que permiten la exploración previa de lugares llenos de encanto como museos, ciudades, monumentos, playas, mercados... a través de una tecnología inmersiva desde la propia comodidad del hogar.
Bienestar
El sector está inmerso en satisfacer plenamente a sus clientes en la búsqueda del bienestar que ofrece un país como España, anticipándose a los deseos de los viajeros internacionales. De ahí, la proliferación de retiros de yoga, meditación, alimentación saludable y tratamientos holísticos ante la creciente demanda de los viajeros por cuidar tanto su cuerpo como su mente en períodos estivales.
En este sentido, los alojamientos dirigidos a los clientes con mayor poder adquisitivo están alcanzando una dimensión sin precedentes, con spas de lujo que ofrecen desde crioterapia hasta tratamientos con células madre, con el objetivo de no solo relajarse, sino de mejorar también la salud y prolongar la vida.
Todo ello, sin olvidar que el visitante que viene a España lo hace por su nivel gastronómico, enológico, cultural o, incluso, el de aventura, brindando las opciones más especializadas y exclusivas.