Antonio Álamo

Antonio Álamo


Obras

25/01/2024

Días atrás este periódico informaba sobre los inconvenientes que podrían experimentar muchos automovilistas en la franja central de la provincia a causa de las actuaciones que el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha emprendido en la construcción de la plataforma de la nueva línea de alta velocidad. Las obras, que en líneas generales, se extienden desde el norte de la capital hasta las proximidades de Alar del Rey, afectarán a varias vías de la red de carreteras del Estado y lo notarán especialmente quienes transiten en los próximos meses por la autovía A-67 a causa de los desvíos en la zona entre Santillana y Frómista. Los movimientos de tierra que en días pasados se observaban desde esta última localidad tenían una explicación.
Es difícil imaginar cómo asume la sociedad obras de esta envergadura porque cualquier cambio sea donde sea -y en lo que sea- no siempre es bien recibido y menos todavía si produce molestias aunque sean pasajeras. Hay ejemplos suficientes. Eso sí, si además afecta al transporte por carretera y a las comunicaciones entre la meseta y la cornisa cantábrica, como es el caso, parece lógico suponer que esta actuación no agrade. Por lo demás, el progreso es lo que tiene y en el futuro, cuando la línea de alta velocidad acorte sustancialmente los tiempos de viaje, nadie se acordará de la pérdida de tiempo y de los baches encontrados en las rutas alternativas. Y los hay.
Otra cuestión muy diferente y más peliaguda es la de los soterramientos. Muy diferente porque no se remueven tierras superficiales en campo abierto sino profundas y en ciudades pobladas, llenas de edificios y cimientos. Y no es lo mismo. Y más peliaguda porque se politiza a diario y con excesiva alegría sin tener en cuenta una larga ristra de factores de diversa índole. Entre ellos el económico. O el técnico. Sería curioso ver a nuestros políticos construyendo una maqueta de trenes eléctricos a escala 1/87. Unas horas de modelismo ferroviario les vendría bien a algunos para asomarse al mundo real… no es lo mismo pegar con cola en la superficie de una maqueta vías Peco que agujerearla para fabricar túneles por los que aparecerían las Mitsubishi 269 de Renfe. La sociedad no se merece tanta ensoñación.