En pleno apogeo de la XVIII edición de Las Edades del Hombre que se celebra en la localidad abulense de Arévalo, las once Diócesis de Castilla y León están ya inmersas en la celebración.
La Delegación de Patrimonio de la Diócesis de Palencia lleva semanas estudiando y analizando las piezas que podrían formar parte de la nueva muestra que tendrá como escenario el municipio burgalés de Aranda de Duero. A falta de ultimar detalles y concretar qué obras serían las adecuadas para exhibir en la XIX edición, se prevé que sea una treintena de ellas la que esté presentes en las próximas Edades del Hombre, cuya temática elegida ha sido la Eucaristía.
Entre ellas, pudiera exponerse una pieza de mucho valor y que desde hace años no sale de las estanterías de la biblioteca del Seminario Mayor de Palencia. Se trata de un libro de Juan Bautista Villalpando, un jesuita cordobés, que diseñó edificios como la Catedral de Baeza y la iglesia de San Hermenegildo de Sevilla.
Su obra más conocida es el triple volumen sobre el Templo de Salomón, que escribió junto al escrituario jesuita de Baeza Jerónimo de Prado. La obra fue impresa en Roma en tres grandes volúmenes de tamaño folio entre los años 1595 y 1606, aunque sus portadas las fechan entre 1596 y 1604, y fue financiada por el propio Felipe II, quien tuvo como gran ilusión al programar el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, que éste reprodujera con la mayor fidelidad posible el templo de Salomón. Un ejemplar de este trabajo se custodia desde hace siglos entre los muros del San José y se prevé incluirlo en el listado de posibles obras que pudieran exhibirse en Las Edades del Hombre.
Aunque no se sabe con total certeza se piensa que pudiera ser el único ejemplar existente en Castilla y León. La colección de grabados que acompaña al libro es de lo mejor del dibujo arquitectónico de esa época, por lo que puede decirse que ningún otro edificio fue publicado con tanta belleza y suntuosidad a lo largo de los siglos XVI y XVII. La obra de Villalpando es, indirectamente, un sólido tratado de arquitectura, cuya enorme influencia en el Barroco traspasó todas las fronteras y se prolongó hasta muy avanzado el siglo XIX.
Por ahora es solo una preselección y, en caso de enviarla, será la Fundación de las Edades del Hombre quien analice y estudie las propuestas de las distintas Diócesis, para después visitarlas in situ y comprobar si es posible su traslado hasta el lugar de celebración de la muestra.
nueva experiencia. En la actual edición, Palencia está presente con cuatro obras: la pintura al óleo titulada El Nacimiento de Jesús, de Juan de Tejerina, que se encuentra en el Museo Parroquial de Santa Eulalia de Paredes de Nava; una escultura de Alejo de Vahía, Dios Padre eterno, del Museo Parroquial de Santa María de Becerril de Campos; una pintura al óleo del siglo XV denominada Descendió a los Infiernos, del Museo de la Parroquia de San Pedro de Frómista; y un relieve de Pedro de Bolduque de la segunda mitad del siglo XVI sobre la Transfiguración del Señor, que se encuentra en la parroquia de San Agustín de Capillas.
Palencia albergó la sede de Las Edades del Hombre en 1999, bajo el título Memorias y Esplendores. El éxito de aquella muestra y la necesidad de mostrar al público los atractivos y potencialidades de la provincia son la excusa perfecta para que Palencia lleve tiempo deseando acoger una nueva edición.
Ayuntamientos de distintas zonas de la provincia han solicitado poder ser sede de este proyecto en varias ocasiones. Es el caso de localidades del Camino de Santiago como Villalcázar de Sirga, Frómista y Carrión de los Condes, así como de la zona denominada Tierras del Renacimiento: Paredes de Nava, Cisneros o Becerril de Campos. Además también se habla de la posibilidad de que Aguilar, con su magnifica Colegiata y el Monasterio de Santa María la Real, pudiera ser la elegida.
El propio delegado de la Junta ha expresado su deseo de que la provincia pudiera albergar la XX edición de la muestra, al reunir las condiciones que desde la Fundación de las Edades del Hombre se piden, como que los lugares no sean sedes catedralicias, que se ubiquen en un entorno rural o que cuenten con artistas de renombre.
Por el momento, habrá que esperar a que se cumpla la edición de Arévalo, donde se desvelará qué piezas palentinas van a exhibirse ante los visitantes de la próxima.