Me satisface comprobar la notable presencia de población emigrante en los negocios, comercios y calles de Palencia. Nunca me molestó la emigración. La necesitamos para rejuvenecer a una tierra agotada y envejecida. .
El problema de la presencia de extranjeros surge cuando la política intenta utilizarlos con fines espurios. Ni los emigrantes son esencialmente buenos y merecedores de todos los derechos a coste cero, como se afirma demagógicamente desde posiciones de extrema izquierda, ni tampoco suponen el compendio y la causa de todos nuestros males, como se escucha desde posiciones xenófobas de extrema derecha. Hay de todo. Son personas, ni mejores ni peores que los nativos. Buenos y malos, trabajadores y vagos, generosos y egoístas. Quiero diferenciar al menos cinco tipos de emigrantes.
1. Los ciudadanos originarios de la Unión Europea que residen en Palencia. Me parece una solemne estupidez llamar emigrantes a polacos, franceses o belgas. Son nuestros conciudadanos en la patria común europea con la que siempre he soñado desde hace décadas.
2. Emigrantes de cultura islámica. Suelen ser magrebíes o de Oriente próximo. No tienen problemas de integración, salvo cuando intentan imponer sus modos de vida y costumbres. Han llegado a España tras huir de monarquías teocráticas que han conducido a sus países a la miseria y reducido a sus ciudadanos a la condición de súbditos del sátrapa de turno. Muchos de ellos quieren acceder a otros países (Francia, Alemania, Países Bajos…) Algunos se quedan entre nosotros y acaban realizando los trabajos que rechazan los nacionales.
3. Originarios del África negra. Por razones económicas huyen de países devastados por guerras tribales, con violencias endémicas en parte fruto de la desastrosa descolonización que Europa realizó en África. Les cuesta integrarse, aunque suelen contar con redes de apoyo creadas por conciudadanos que llegaron a Europa ante que ellos.
4.Los asiáticos. O escapan de tiranías abyectas y de guerras interminables (iraníes, iraquíes, yemeníes…), o vienen en busca de un futuro de prosperidad con el único capital de su disposición a trabajar horas infinitas (chinos, indios…)
5. Los hispanos. Sin duda, los emigrantes más numerosos en Palencia. Nos une a ellos una historia compartida y el idioma. Los dirigentes de sus países, a golpe de corrupción y pillaje, les han privado de un futuro próspero, a pesar de haber nacido en naciones infinitamente ricas. Vienen a la Madre Patria en reciprocidad a lo que antes hicieron los exiliados y míseros españoles que emigraron a América en busca de un futuro más amable. La España xenófoba sólo verá en ellos a tipos peligrosos, propensos al robo, pertenecientes a maras o cárteles de la droga. Si olvidamos prejuicios, reconoceremos que la mayoría es gente culta, perteneciente a la arrasada clase media de sus países. Quieren mejorar sus vidas y vivir en un entorno sin violencia.
Acabaré refiriéndome a dos ejemplos concretos que he conocido recientemente. Un joven médico venezolano que en navidades aún estaba esperando la homologación de su título universitario para comenzar a trabajar y que, mientras la lenta burocracia española arregla su documentación, regenta un bar cerca de la Plaza Mayor. Huye de la miseria. En Venezuela ya trabajaba como doctor por unos sesenta dólares al mes. Es joven y quiere prosperar. Quizás nunca regrese a su país y los palentinos nos beneficiemos de su formación como galeno.
El segundo personaje es Pedro, peruano. Se formó como ingeniero en la Universidad de Valladolid. Culto, amable y generoso, ya ha sufrido en sus carnes la discriminación racial. Contratado en una importante empresa regional como ingeniero, se le acusó injustamente de la sustracción de un teclado del ordenador con el que seguía trabajando en su casa para la empresa. No quisieron escucharle. Le rescindieron el contrato. El xenófobo encargado le recordaba que "todos los de esos países venís a robar". Sus rasgos de mestizaje no le ayudaron. Ahora lleva un bar con su simpática esposa chilena. Me dice que le gusta la enseñanza. Intentaré convencerle para que realice el máster de educación y busque trabajo en la docencia. ¡Falta hacen profesores de matemáticas! De momento, Pedro debe recuperar la autoestima y volver a confiar en este país, que es el suyo.