Por el interés te quiero, Andrés. La expresión, así como suena, con una coma antes del vocativo Andrés, no puede pasar desapercibida en España entre otras razones porque deben ser muy pocos los ciudadanos que no la han usado en algún momento de su vida y no precisamente –como apuntan algunos- por cuestiones estrictamente amorosas. No, no. Más bien se ha recurrido a ella a menudo por asuntos de otra índole como pueden ser los negocios o la política, materias ambas en las que el amor es un componente que no siempre se tiene en cuenta ya que fluye de una manera tan discreta como las gotas que caen en los ríos durante un aguacero. Se camuflan en un segundo.
A veces, sin embargo, las circunstancias lo impiden y queda uno tan expuesto como los maniquíes de los comercios el último día de rebajas. Corito y a la vista de todos pero en versión carne y hueso. En bolas, vamos. Eso es precisamente lo que le ha ocurrido al líder español de Vox y además se ha enterado todo el continente. O mejor dicho, lo ha visto todo el continente. Santiago Abascal, que es de quien se trata, no tuvo mejor ocurrencia estratégica que abandonar a Giorgia Meloni como socia y asociarse con Viktor Orban el mismo día en que el líder húngaro y padre espiritual de Patriotas por Europa se reunía oficialmente en Moscú con un acreditado demócrata de toda la vida, Vladímir Putin. Sentido de la oportunidad, se dice en Castilla. De Estado, desde luego que no.
Poco puede añadirse salvo dos curiosos detalles. Giorgia Meloni se enteró por la prensa, literalmente, y la reacción de su grupo ha sido elegante, ha guardado silencio. La caballerosidad del líder hispano también ha quedado demostrada: no ha dicho ni mu. No es de extrañar tal mutismo, es lo que tienen los abandonos, los cambios de chaqueta y ciertas veleidades cuyos silencios son como los paisajes marinos de Turner… abrumadores. Sería conveniente, eso sí, que al menos explicara a los ciudadanos todo lo concerniente a los tres tipos de irregularidades que el Tribunal de Cuentas ha detectado en las finanzas de su formación y también en Sortu y los Comunes. Y por cierto, ya que su nuevo socio es íntimo de Putin podría interesarse por el oro de Moscú. Así todos saldríamos de dudas.