Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Jueces

26/01/2025

Han sido los protagonistas de la actualidad en la semana que acaba de concluir. Por encima, incluso, del mediático espectáculo representado tan teatralmente y con tanta ceremonia, en Washington. No creo que a la mayoría de los jueces les guste este escaparate tan directo en los medios de comunicación, que no forma parte de su trabajo. Sin embargo, hemos visto, en todas las cadenas de televisión españolas, fragmentos bien seleccionados y fuera de contexto, del polémico juicio de la denuncia, por abuso sexual, de una actriz a uno de los políticos fundadores de Podemos y que ha tenido una presencia muy frecuente por sus siempre discutibles apariciones en el Congreso de los Diputados. Lo más sorprendente ha sido la atención protagonista  hacia el juez, a pesar de que no es un personaje mediático, como sí lo son los dos comparecientes. He tenido la sensación de que el enjuiciado era el juez y no los pleiteantes, como nos han mostrado los  fragmentos seleccionados de las intervenciones transmitidas en televisión. No creo que se deba trivializar el trabajo de los jueces, siempre difícil y no siempre bien comprendido. Convertirlo en programa televisivo con intención aviesa, su difusión no es propia de sociedades democráticas. Pero desde que la esposa del presidente se ha visto envuelta en causas judiciales, se ha orquestado una campaña de desprestigio de los jueces en nuestro país en cuya línea se producen los fragmentos televisados, antes descritos. Coincidiendo con este espectáculo, el Gobierno progresista proyecta terminar con la acusación popular, a pesar de estar reconocida en el artículo 125 de la Constitución y que afecta a los casos abiertos a la esposa del presidente. Pero los proyectos preparados para intervenir en la acción judicial y fiscal son más ambiciosos y están en la dirección de esa actividad colonizadora de las instituciones y, ahora también, de empresas privadas. Veremos si consigue sacar adelante ese plan, dice que democratizador, para la selección de jueces, suprimiendo el actual sistema de oposiciones en las que los aspirantes sean capaces de demostrar los conocimientos necesarios para ejercer su trabajo con eficacia.