Después de más de cinco años e incontables desencuentros, el ministro de Justicia, Félix Bolaños, y el diputado Esteban González Pons, es decir, el PSOE y el PP, alcanzaron por fin un acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y, por consiguiente, la reactivación de todo el sistema judicial español.
Eso sí, tuvo que estar presente la vicepresidencia de la Comisión Europea, Vera Jourová, para ratificar el convenio. Según ha trascendido, los dos partidos políticos mayoritarios podrán elegir a 10 vocales cada uno y, según ambas partes, se garantiza la independencia de la Justicia para el futuro.
Entre las medidas para que la Justicia sea un poder del Estado alejado del Legislativo, PP y PSOE acordaron que, mediante Ley Orgánica, no puedan acceder a vocales ni al de fiscal general del Estado aquellas personas que hayan ocupado algún cargo político en los últimos cinco años. Con seguridad, esto implica cambios en la Ley Orgánica del Poder Judicial y en el texto legal que regula el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal.
También los jueces y magistrados participarán de forma directa en la elección de los 12 vocales procedentes de la judicatura, un sistema que cambiará, por petición expresa de la Comisión Europea. Uno de los caballos de batalla entre los dos grandes partidos cayó derrumbado con el acuerdo firmado ayer. Ambos ganan, ambos ceden y, lo que es más importante, la Justicia vuelve a ponerse en funcionamiento. Ahora habrá que estar vigilantes para que el Poder Judicial se despegue poco a poco del Poder Legislativo que en los últimos tiempos siente la tentación de fagocitarlo, lo que sería una nefasta noticia para la democracia y, por consiguiente, para la sociedad española.
Los dos grandes partidos políticos están abocados a entenderse por el bien de la amplia mayoría de españoles a los que representan. Las voces discordantes de los extremos, tanto de izquierda como derecha, por el pacto alcanzado, demuestran que si las fuerzas del centro político colaboran entre sí, muy poco espacio queda a los extremistas-populistas en el panorama político español. Y ese es el camino, una realidad política sin estridencias ni iniciativas vergonzantes sin ningún trasfondo detrás.
Habrá que esperar que este acuerdo por la Justicia sea el inicio de una moderación política que el ciudadano medio echa de menos desde hace años. Es hora de la sensatez y de abandonar el cenagal en el que se ha convertido el Congreso de los Diputados. Sólo con grandes acuerdos, basados en la sensatez, la democracia puede salir adelante.