Antonio Álamo

Antonio Álamo


Espera

16/01/2025

Días después de que se publique esta columna Donald Trump comenzará su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos. Salvo imprevistos, será el lunes 20. A ver en qué termina esta nueva etapa. Por lo pronto, conservadores radicales, ultraderechistas y simpatizantes de la mano dura están ya encantados con la llegada al poder de este ilustre personaje que está dejando a los viejos neoconservadores a la altura de la madre Teresa de Calcuta. En el lado contrario progresistas, gentes de izquierdas y antisistemas están ya aterrorizados temiendo entre otras cosas que los imitadores de este magnate pongan en práctica procesos como el que se produjo en el año 2021. El asalto al Capitolio, ya saben, y el intento de modificar el resultado electoral y, cuando no pudo, el de denostarlo.
De momento quedamos a la espera. Luego ya se verá aunque sus declaraciones originan intranquilidad pues si en el plano internacional ha advertido que feudos y  territorios estatales pueden modificarse a la conveniencia de su país –acuérdense de su interés por el Canal de Panamá, Groenlandia y Canadá-, en el plano nacional sus palabras sobre los incendios de Los Ángeles y los orígenes de esta tragedia son tan dignas de enmarcar como las de aquellos ilustres pirómanos públicos cuya irresponsabilidad provocó en Europa dos catástrofes seguidas. Por lo pronto, ha logrado que Rusia haga público su interés por el Ártico, asunto de enorme trasfondo por lo que lleva de implícito en cuanto a reparto de áreas de influencia.
Las bibliotecas, lo recordaba Carmen Casado hace días en este periódico, ejercen una labor extraordinaria en el desarrollo cultural de los ciudadanos y así es. Por eso no viene mal tener (y usar) libros, pertenezcan al ámbito público o privado. En algunos volúmenes, irónicamente, podríamos encontrar similitudes varias que ayudarían a imaginar el futuro inmediato. No es que sirva de mucho pero Descenso a los infiernos. Europa 1914-1949 (Crítica. 2016), de Ian Kershaw, resultaría muy familiar ahora mismo. Sería muy útil para nuestros representantes públicos pero, por desgracia, parece que están emocionadísimos con El Capitán Trueno, Roberto Alcázar y Pedrín, El Jabato y Hazañas Bélicas… todo el día a palos.