Siempre me he negado a dar un pregón de fiestas porque a mí las presentaciones me ponen nervioso, quiero decir algo que no viene en los papeles y me pierdo. Hace un porrón de años, cuando los bisontes eran una idea, un proyecto, un plan que necesitaba muchas manos, Jesús me condujo por el pueblo, subimos al mirador de las estrellas y soñamos con un Centro de Interpretación de los Bisontes, que es uno de los proyectos que ha metido a San Cebrián en la Montaña Palentina y a la Montaña Palentina en el mundo. Un alcalde es un hombre con sus errores que, seguro que ha cometido muchos, y sus logros, lo que se ve y lo que no se ve y que implicó muchos días de insomnio y de preocupación.
Lo digo por la experiencia que te da la vida, y las entrevistas realizadas a tantos hombres y mujeres de nuestra montaña que sacaron adelante sus proyectos, a veces tan grandes como este, a base de lucha, de insistencia, de llamar a puertas que no se abrían, de rascar pequeñas recompensas, de mendigar ayudas que no llegaban para emprender nada. Y en soledad muchas veces, sin el apoyo de nadie, salvo la familia y los amigos.
Ahora cada fiesta es un recuerdo de ese importante logro, es un empuje para otros emprendedores, para que los pueblos no se cierren, para que se pueda trabajar y vivir un día en la armonía y la paz que llenan nuestros templos románicos, nuestra exuberante naturaleza, nuestros pequeños y candoroso pueblos donde a pesar de las negativas y el abandono de la administración todavía se ve ahumar las chimeneas.
Después de 65 años, me han invitado a la fiesta de San Cebrián, ya he dicho unas palabras, ya he recordado a los bisontes, pero quienes me siguen saben que sois vosotros, los que trabajáis y vivís en estos lugares, los que hacéis posible que todo se conjugue, de vosotros depende que San Cebrián de Mudá siga adelante y sea un espejo en el que se fijen todos los pueblos del contorno. Ahora, a disfrutar de San Cornelio y San Cipriano, que es lo que toca.
¡Viva San Cebrián!