No es que esté hecha un lío, más bien creo que conviene tener claro lo uno y lo otro y llevarlos allá hacia donde se desee. Simplemente, porque hay cosas alrededor que no cuadran. Últimamente, estoy inmersa en lo que todos creíamos fácil y no lo es tanto como se pensaba. Así que, con una amiga, convinimos hablar. Muchas veces se ha escrito y dicho que el diseño de las ciudades con potenciales barreras arquitectónicas son obstáculos a tratar por necesidad si no se quiere incidir en un mayor coste sanitario producido por el posible riesgo urbano para la convivencia de todos y autonomía de las personas mayores. Y llegamos a la conclusión, según experiencia, de que a ciertas edades ya todo se manifiesta a desigual velocidad en los distintos tejidos o factores de personalidad de cada individuo y de la atención que quieran prestar al particular. Acabamos de estrenar un nuevo año que, por desgracia, sigue peor que acabó y al que paralelamente la crisis económica, en lo básico precios al alza, la inseguridad laboral, guerras, costumbres de origen cultural, obligaciones personales a cubrir, etc, hay trabajos que son aceptados puramente por razones económicas. Lo que constata  que cierta filosofía hedonista no da los resultados satisfactorios que se esperaban. Según el demógrafo Paul Paillat la renovación de empleos por jubilación forzosa o anticipada, no siempre se producen automáticamente ya que generalmente no son sustitutorios. Pero si ya todo está manga  por hombro, es necesario defenderse y reseñar que debería estimularse la creatividad social para encontrar fórmulas de mayor participación real hacia los mayores solitarios o no, en claro sentimiento de abandono. La gestión de los que se  dedican a ellos debería buscar estrategias flexibles para sincronizar percepción con aportación solidaria intergeneracional. Algo, que obligue a la necesidad de instaurar un abordaje gerontológico integral, formado, disciplinado que no disciplinar, que aporte sentido al incremento del tiempo conseguido sobre la cantidad de existencia biológica, posibilitando una real y mejor calidad de vida para el colectivo de personas mayores.