Dijo salir Sánchez el miércoles de la sesión parlamentaria. Es evidente que se trata de la satisfacción de seguir residiendo en Palacio, que no de seguir gobernando ya que, una vez más, quedó muy claro que quien gobierna es el forajido catalán que reside en Bélgica. Como es su costumbre, valoró Sánchez el intenso trabajo realizado por sus bien asalariados subalternos en la difícil negociación con sus socios, que no iguales, ya que el trato se realiza en muy desigual situación: la dependencia de Sánchez es total. En consecuencia de ese estado, no se puede hablar de negociar, sino de humillar la cerviz ante aquel que tiene el verdadero poder. Este lamentable hecho se escenificó abiertamente el pasado día 10, pero no por parte de quien tiene la obligación de informar a los ciudadanos -el señor Sánchez- sino por boca de los triunfadores, es decir, Junts, el partido que lidera Puigdemont desde Waterloo y que rentabiliza admirablemente ese 1,5% de diputados del total de los que constituyen el Congreso de los Diputados español. La gran habilidad de ese puñado de políticos consiste en su evidente capacidad para humillar a Sánchez: los siete diputados catalanes jugaron con Sánchez hasta el extremo de amagar con tumbar los decretos leyes que el gobierno intentaba convalidar y, en el momento de votar, abandonaron el Congreso para no concederle a Sánchez la satisfacción de contar con su voto afirmativo, sabiendo que su abstención conseguía, no solamente todo aquello que deseaban, sino también la vergonzosa exhibición de su superioridad humillando a Sánchez, a quien detestan. Por otra parte, ese otro partido al que los votos han reducido a la mínima expresión, es decir, Podemos, del otrora todo poderoso Pablo Iglesias, obtuvo la miserable satisfacción de consumar su venganza personal contra la vicepresidente Yolanda Díaz, votando en contra de su decreto. Esta insoportable manera de gobernar a todos los españoles con el único propósito de obtener la satisfacción personal invalida el mantenimiento de un gobierno dispuesto a todo con el único objetivo de seguir beneficiándose de las ventajas personales que conlleva.