Tiene una riquísima historia en la que se entrelaza la realidad con las tradiciones que pueblan el mundo de ficción en un tejido riquísimo que sustenta nuestra peculiar cultura. Ahora que el sistema educativo vigente reduce la Historia a mínimos, mientras se imponen los relatos de ficción con base pseudohistórica en el cine y las novelas mal llamadas históricas, nuestra historia sigue siendo desconocida para muchos de nosotros. Hay episodios tan apasionantes como aquel en que las palentinas defendieron nuestra ciudad frente al invasor inglés, en el siglo XIV. Gracias a nuestras valientes antepasadas, hoy, todas nosotras, tenemos derecho a portar la banda de oro. Un siglo antes, durante el reinado de Alfonso VIII, se fundó en España la primera universidad española; una de las primeras de Europa, que atrajo a estudiosos de todo el continente y a destacadas personalidades que hicieron de Palencia un importante foco de intelectualidad. Son los episodios más conocidos, pero no los únicos. Estoy segura de que un director cinematográfico inteligente haría una magnífica película histórica o una serie de TV a partir de aquel extraordinario episodio protagonizado por mujeres palentinas o los acontecimientos que convirtieron nuestra ciudad en la sede de la primera universidad española. El guión está listo a partir de la interesante novela El silencio de los abedules de la palentina, residente en Venezuela, Carmen G. Guadilla. El relato nos sumerge en el ambiente universitario de Palencia en el siglo XIII y recrea admirablemente personajes y edificios vividos por un estudiante alemán que vino a Palencia atraído por aquella Universidad. Tampoco en la Literatura se ha prestado gran importancia a Palencia para ambientar los relatos en nuestra capital o provincia. Camilo José Cela en su monumental novela La colmena incluye un desgarrador episodio que tiene como escenario unas cuevas que hay sobre el río Burejo, en la provincia de Palencia y como protagonista a una desgraciada joven, Dorita, cuyo destino parece arrancado de la tragedia griega, sin la grandeza de aquella. Y es que Palencia seguirá siendo fuente de inspiración inagotable para los artistas.