La historia de los valles de Orbó y Santullán está estrechamente ligada al desarrollo -y también al declive- de la industria minera. El paisaje, la arquitectura y el modo de vida de las gentes que habitan este territorio es producto y reflejo de una actividad que durante años fue el motor económico de la comarca, cuya decadencia fue, posteriormente, el mayor varapalo para su progreso y que, hoy por hoy, representa un valioso legado patrimonial que permite vislumbrar el sostenimiento de la vida en estos territorios.
Mañana se celebra la festividad de Santa Bárbara, patrona de los mineros, una fecha que para los vecinos de las vegas de Orbó y Santullán está plagada de nostalgia y recuerdos de un pasado no tan lejano que forma parte de la memoria colectiva. En este sentido, las localidades de Barruelo y Vallejo -pueblos mineros por excelencia en el noreste de la provincia- han programado varias actividades con las que se pretende recordar la importancia de un oficio que ha determinado la estructura social y la historia de unos municipios impregnados para siempre por la marca del hollín y rendir homenaje a los cientos de mineros que dejaron su salud y en muchos casos, su vida, en los pozos de extracción. Y es que la mina, dio de comer a muchos, pero a un precio que es difícil de mesurar en términos económicos.
De aquellos tiempos queda ahora el recuerdo de unos hombres valientes y hermanados entre sí, con cuerpos robustos, manos de acero y un corazón de oro que se dejaba entrever en unos ojos profundos y enmarcados por la espesa negrura del carbón. Más cercano o más lejano, prácticamente todos los vecinos del noreste de la provincia han tenido algún familiar minero y, por ello, existe un gran sentimiento de respeto y admiración hacia un gremio que constituye un símbolo en la comarca de la Montaña Palentina. Mañana es un día especial, pero a los mineros se les recuerda día a día.
Cartel de la celebración de Santa Bárbara en Vallejo de Orbó. - Foto: DP
BARRUELO. Con respecto a la localidad de Barruelo de Santullán, los actos darán comienzo esta misma noche con una procesión que partirá a las 23 horas de la mina visitable y que llegará hasta la Plaza, donde tendrá lugar la actuación del Coro Rubagón. Posteriormente, se distribuirá entre los presentes una excelente queimada.
La celebración continuará mañana, día de Santa Bárbara, con una procesión y una misa que se celebrará a las 12,30 horas en la Iglesia de Santo Tomás. A los actos organizados por el Ayuntamiento, se une la iniciativa del Centro de Día de Barruelo, que mañana celebrará una comida de hermandad en el Bar El Tomillo a las 14,30 horas. A las 18 horas, el centro acogerá la actuación del Coro Ronda Viento del Norte que, poco después, alegrará con sus cantos los bares y tabernas barruelanos. En el centro de día también habrá un baile con orquesta que empezará a las 19 horas.
VALLEJO. La localidad de Vallejo, por su parte, rendirá honores a la patrona de la minería el próximo sábado 7 de diciembre. Y es que, como afirman desde el Ayuntamiento de Brañosera «los cientos de mineros que llegaron hasta Vallejo en busca de un futuro mejor, acabaron echando unas raíces tan profundas que, ni tan siquiera el declive de los años 70 ha impedido que aún hoy, una gran mayoría de los que se vieron obligados a emigrar, continúe sintiendo un profundo arraigo por esta tierra e, incluso, haya sido capaz de transmitírselo a sus descendientes».
De esta forma y tras el éxito de participación del año pasado, la Asociación para la Recuperación del Patrimonio Industrial y Cultural (ARPI), ha organizado por segundo año consecutivo la Procesión nocturna de las lámparas, un evento que se desarrollará a partir de las 20 horas del sábado y que transcurrirá desde la Casa del Pueblo hasta el Pozo de San Rafael y la Iglesia de Vallejo. Una vez finalizada la caminata, los asistentes podrán disfrutar de unas tradicionales sopas de ajo.
En definitiva, ambas localidades aprovecharán esta emblemática fecha para poner en valor el trabajo de cientos de hombres que pusieron en peligro sus vidas para mantener a sus familias y que, con su esfuerzo, contribuyeron al progreso de la zona