El pasado fin de semana pudimos disfrutar en Zaragoza de la Copa de baloncesto femenino, maravillosa competición que nos regaló emoción y grandes sorpresas. Aunque no sean muy aficionados al baloncesto, si pueden vivir una Copa, seguro que disfrutan al máximo del deporte y de la deportividad.
Y voy más allá, si además de disfrutar de los partidos y unas calles teñidas de miles de aficionados vistiendo con orgullo los colores de su equipo, les gusta esto «del comercio y el bebercio», pueden hacer la cuadratura del círculo y aprovechar las bondades gastronómicas de lugar. Por tanto, les comparto lo más destacado de nuestra gastrocopa maña, por si planifican una escapada a Zaragoza, y les puede ayudar como recomendaciones.
Muy cerquita de El Pilar, está el restaurante El Disfrutón. Sin duda, ya sólo su nombre indica buenas intenciones. Cocina aragonesa tradicional con toques creativos, raciones muy generosas, y auténticas maravillas como los bocartes rellenos de pimientos, tarttar de trucha sobre salmorejo de guisantes, ensaladilla con huevo y torreznos o con tartar de atún rojo, su empanadilla de solomillo de ternera… entre otras cosas, con buenos pescados y carnes. Y en su comedor, una pared cubierta con una preciosa fotografía de la nave de barricas de la bodega Blecua, icono del Somontano.
Sin salir del centro, tenemos el restaurante de España más antiguo con licencia ininterrumpida, Casa Lac. Un auténtico paraíso vegetal, con su plato de cebolletas escabechadas al chardonnay que es una de las tapas imprescindibles que hay que conocer en la ciudad, mejor si se acompaña de una copa de Cava Brut Nature, y un menú degustación de verduras más que interesante; la propiedad tiene otros restaurantes, El 33 en la Tudela navarra y La Huerta de Tudela en Madrid. Si queremos Producto con mayúsculas, especialmente marisco de primerísimo nivel, los restaurantes Los Cabezudos o Tragantúa son nuestro lugar sin duda. Sumemos además pasión por el vino y un excelente servicio, tanto en barra como en mesa; otras paradas obligatorias. Y casi en la Plaza de los Sitios, tomen nota de un pequeño «bareto» llamado Candolías, con una tradicional y exquisita cocina de Carlos Ceperuelo, maestro de las setas entre otras muy ricas cosas.