Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Gobierno desatado

06/04/2025

Gobernar tiene más deberes que derechos. Se puede decir que todo son responsabilidades, y que la única aunque no menor satisfacción que experimentan quienes lo ostentan es la de ordenar, mandar, decidir. Pero entre las obligaciones está la de unir a los ciudadanos, evitar que haya enfrentamientos y división, no sembrar la discordia y mucho menos si es por motivos personales. En cinco líneas, les he dibujado el panorama actual del gobierno y su presidente, empeñados en generar desde hace algunos años una bipolaridad que conviene, como aquello de la tensión política que convenía a un candidato, para tapar la situación real del país. Engendrando batallitas con banderas que no se creen ni ellos, pretenden forzar una elección que la mayoría de los españoles hace con absoluta normalidad y sin criminalizar ninguna opción de las que ofrece la sociedad moderna en la que, pese a ellos, vivimos todos. Si ustedes no eligen, se quedan fuera de la ecuación.

Sanidad pública buena, sanidad privada mala. Carreteras públicas buenas, carreteras de peaje malas. Bancos públicos buenos a pesar de todas las corruptelas que los han adornado, bancos privados malos. Empresas públicas y administraciones buenas, empresas privadas malas y deshumanizadas que quieren asesinar a sus trabajadores a fuerza de horarios inhumanos. Vivienda pública buena, promociones de viviendas privadas o de alquiler malas de toda maldad. Acosador de nuestros partidos políticos no tan malo y digno de indulgencia, presunto violador absuelto malo y sin derechos. Y sobre todo: jueces buenos, los que dan la razón a nuestro lado del muro, y jueces degradantes malos a los que se califica como fachas con toga. El pan nuestro de cada día llevado al extremo más insoportable del debate público con la única motivación de que la legislatura dure una sola semana más.

María Jesús Montero sabía muy bien lo que estaba haciendo hace unos días cuando activó su sistema nervioso-dialéctico para cargar contra jueces y contra universidades privadas. A los primeros, leña e insultos por no devolver a la cárcel a un condenado por agresión sexual, con el pecado imperdonable de no encontrar pruebas razonables. A las segundas, por ganar dinero con la educación y aprovecharse de las clases pudientes mientras el proletariado se conforma con la enseñanza universitaria pública. Habla gritando, y pone la cara hacia arriba en tono amenazante, pocas horas antes de decir que ha sido malinterpretada. Pedro Sánchez, haciendo despliegue de un cinismo que ya no es noticia, lo apuntala al asegurar que se compran los títulos universitarios y de posgrado en los mismos centros en los que él los obtuvo. Es el viejo discurso del Partido Comunista y de la Izquierda Unida de antaño, ahora desnaturalizados por el neo radicalismo de izquierdas de Podemos y Sumar. Lo ha copiado por pura conveniencia y supervivencia, porque él cree que este discurso le dará votos en el futuro. Se interrumpen los titulares sobre la debilidad de un gobierno que no tiene apoyo parlamentario, y se sirven frescas y cargadas de bilis las polémicas de las dos Españas. De manual.