Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


Freelance

11/10/2024

Se piensa que la prosperidad económica es fruto de la explotación, la codicia y la usura occidental, principalmente dirigida hacia otras razas y siendo la esclavitud el origen de dicho crecimiento. En resumen, que los blancos y en concreto los hombres son los causantes de las desigualdades y la misera en el mundo. Gracias al Estado del Bienestar, invento británico, estas injusticias se están empezando a corregir, pero queda un largo camino. Hay algunos que no lo creen, pero es difícil encontrar a alguien que lo diga públicamente.

Occidente no es más próspero por explotar a otros. Fueron las ideas y la defensa férrea de la innovación humana la que permitió increíbles explosiones de productividad, la cual por primera vez llegó más allá de las élites. Curiosamente los estados esclavistas, los proveedores necesarios, perdieron ingresos cuando Occidente rechazó su praxis. El modelo era económicamente insostenible, porque la revolución industrial superaba la fuerza bruta humana. Lo dicho no reduce su mancha moral y la aberrante segregación racial posterior en algunos países.

Hago esta introducción, porque seremos incapaces de comprender las causas de la miseria en otras partes del planeta. La pobreza ha desaparecido en Japón, Corea del Sur y Taiwán; vecinos suyos les seguirán en breve. Millones de personas han salido del umbral de subsistencia en la India y China cuando sus élites se han retirado levemente; pero queda muchísimo por hacer.

África e Hispanoamérica son un desastre visible. Ya es hora de que empiecen a preguntarse qué están haciendo mal, en vez de culpar al pasado. Mirar hacia atrás impide construir el futuro y mucho me temo que ejemplos de injusticias hay muchos.

La antigua Unión Soviética y alrededores tienen un presente complejo con un futuro incierto. Las cicatrices del comunismo son demasiado recientes y los odios se alimentan por los gobernantes.

Durante la pandemia, hubo demasiados analistas económicos que vaticinaban un apocalipsis financiero. Obviamente su predicción no se cumplió y aquí seguimos. La complacencia colectiva nos impide ver las señales. Los ingresos fiscales son recursos captados de individuos productivos para dedicarlos a fines que fortalecen a la sociedad. Esos medios son finitos, porque dependen del número de ciudadanos que generan riqueza. Hay muchas causas para nuestra reciente prosperidad, pero es difícil saber si la explosión demográfica fue la consecuencia o la causa. Con una pirámide poblacional invertida no es realista creer que los ingresos fiscales y la actividad económica no se van a resentir. La duda es cuándo.