Lejos de mi intención comparar el precario sistema de salud de los Estados Unidos con el nuestro. En América la falta de atención si no tienes dinero es tan proverbial que incluso propició la trama de la considerada como una de las mejores series de televisión de la historia, 'Breaking Bad', protagonizada por Walter White que comenzó a cocinar metanfetamina porque su seguro no cubría sus tratamientos contra el cáncer. El asesinato a tiros en Manhattan de Brian Thompson, el director ejecutivo de UnitedHealthcare ha provocado, entre otras cosas, un entusiasmo popular a favor del acusado del crimen, Luigi Mangione, convertido en una especie de antihéroe moderno.
Pero también entre nosotros crece la malicia entre algunos usuarios de la sanidad que, sin llegar a tanto, por supuesto, y motivados por diferentes causas muy distintas, agredieron verbal o físicamente a 775 sanitarios durante el 2023, últimos datos oficiales de que dispone el Observatorio de Agresiones al personal de centros sanitarios de nuestra comunidad.
Y digo que la ruindad es la misma porque consiste en defender a palos los supuestos derechos de los usuarios de la sanidad. Y el recurso a la violencia como herramienta. Lo ocurrido con Mangione nos debe poner nuevamente en guardia. Las cosas siguen muy tensas en algunas urgencias, en algunos hospitales, entre usuarios iracundos y profesionales frecuentemente sometidos a sobrecargas en las que mantener la templanza y el equilibrio suele ser uno de los retos principales.
Al conductor de una ambulancia un paciente, ebrio por lo demás, le reventó cinco muelas de un puñetazo y hasta hoy le llega el miedo cuando acude a un servicio. A una enfermera abulense la agredió la cuidadora de una anciana a la que la profesional sanitaria fue a atender. Estos son dos casos denunciados que acabaron en agresión fisica pero el miedo impide que se denuncien todos, incluidas las iracundas reacciones de los pacientes. Ya digo, en fin, que Manhattan pilla lejos pero no tanto.