José Luis Ibarlucea

José Luis Ibarlucea


¿Esperanza?

08/03/2025

Dicen los viejos mitos que Prometeo, en contra de la voluntad de Zeus entregó el fuego a los hombres. En venganza Zeus mando construir a Hefesto y a los otros dioses a la primera mujer. Su hermano Epimeteo se casó con ella, se llamaba Pandora. Zeus como regalo de boda le entregó una caja que no debía abrir, pero mordida  por la curiosidad  la abrió. De ella salieron: la muerte, la enfermedad, la vejez, la violencia, la guerra…  Cuando se dio cuenta cerró la caja, pero dentro se quedó la esperanza. Un mundo sin esperanza de justicia o de libertad es un mundo avocado a la esclavitud y al sufrimiento.
Los revolucionarios franceses no se dieron cuenta de las contradicciones de su lema: "Libertad, Igualdad y Fraternidad". Después del largo camino recorrido de crímenes y de terror comprendieron que no se puede lograr la igualdad sin destruir la libertad. Y ser libres suponía reconocer que cada uno tiene su identidad y por tanto somos desiguales. Si alguien dice que Juan tiene más dinero que Antonio, normalmente nadie pone ningún reparo, pero si dice que Juan pertenece a la "clase" con dinero, mientras que Antonio pertenece a la "clase" sin dinero, entonces automáticamente se dispara el mecanismo de "suma cero": Si Juan es rico es porque Antonio es pobre. No importa que Juan sea más inteligente o más trabajador mientras que Antonio es más vago y mediocre.  Todo se define según los objetivos de la igualdad: todos somos iguales. Con esto, el concepto de Justicia cambia: hasta ahora pensábamos que las acciones y las responsabilidades encontraban su contrapartida en la recompensa o retribución de acuerdo con las costumbres y las leyes; esto era lo justo; pero ahora, sólo si buscamos la igualdad somos justos. Llegamos a la justicia a través de la igualdad. Así se entiende que en nuestra sociedad nadie quiere asumir responsabilidades, todos son protocolos: en educación, en la sanidad, en política… El ciudadano actual necesita más una afirmación de deberes que una lista de derechos.
La esperanza se ha quedado dentro de la caja de Pandora, y a la hora de recoger la cosecha sólo sentimos el picor del tamo, pues se ha aprendido a vivir en el interior de la mentira.