César Merino

César Merino


En un tiempo dado

03/03/2025

Así nos referimos habitualmente a un período más o menos amplio de la Historia durante el cual ha sucedido algo. Nuestra mente necesita establecer hitos, etapas delimitadas, y así poder comprender los acontecimientos vividos y los que tuvieron lugar desde que hay conciencia de humanidad. En realidad, las cosas no ocurren tan automáticamente como a veces parece, no concluye el Paleolítico una noche y a la mañana siguiente nos despertamos ya en el Neolítico Tales cambios se desarrollan a lo largo de mucho tiempo y a diferentes velocidades, con características diversas según los lugares y las poblaciones, con avances y retrocesos. Hacer mención a un tiempo dado significa también, confesar que se trata de un don, de algo que hemos recibido, que no hemos alcanzado con nuestro esfuerzo ni se debe a mérito alguno, simplemente se nos da, lo tomamos y lo usamos mejor o peor, y un día nos encontramos con que ha pasado y nosotros con él. Nuestra vida pues, se desarrolla ahí, en esa gratuidad, y se caracteriza por un flujo continuo de estímulos, por una madeja de relaciones personales, por difíciles equilibrios para salir con bien de esta aventura. Y no siempre resulta fácil descubrir lo que más nos conviene, algo así como la meta a seguir, no siempre podemos elegir y en muchas ocasiones tomamos la decisión equivocada. No está solo nuestro yo, también están nuestras circunstancias, como bien enseñó don José Ortega y Gasset, y ¡quién puede negar su enorme importancia! Nuestro mundo padece un muy exagerado y poco razonable interés por el beneficio y el provecho propio, arrinconando las más nobles acciones personales que acontecen cada día y que son, incluso en sus versiones más sencillas, las que nos proporcionan un poco de felicidad y puede que ayuden también a otros a lograrla. Resultan tan ridículos estos afanes por acaparar y dominar en lugar de desprenderse y servir, como hace el tiempo con nosotros. 
Con el paso de los años no es que desandemos el camino ya recorrido, pero lo cierto es que volvemos a nuestro origen, a un tiempo en el que los días se dilatan, con la mochila cargada de vivencias, eso sí, días en los que agradecemos más el calor de la compañía de aquellos que también, por pura gracia, nos han sido regalados.

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