Antonio Casado

CRÓNICA PERSONAL

Antonio Casado

Periodista especializado en información política y parlamentaria


Mala la hubisteis, franceses

02/07/2024

Si lo que pretendía el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, con su precipitada disolución de la Asamblea Nacional, era que las urnas repartieran nuevas cartas con freno de mano al irresistible avance de la ultraderecha, podemos decir que ha hecho un pan de obleas.

Lo que ha conseguido Macron con su irreflexiva convocatoria electoral del 9 de junio, cinco minutos después de constatar que la ultraderecha (Marine Le Pen y su Reagrupación Nacional) había arrasado en las urnas europeas, es sembrar el pánico entre los jerarcas de Bruselas (sede de la UE) y en la mayor parte de los Estados miembros.

Sin embargo, a lo mejor nos ha hecho a todos el favor de ver en el avance de la extrema derecha la propia vacuna frente a los excesos que se le atribuyen (xenofobia y euroescepticismo, básicamente).

Véase como las dos versiones europeas de la ultraderecha en alza, la que lidera Marine Le Pen en Francia y Georgia Meloni en Italia, son las que más se han acercado al pentagrama de valores sobre los que campea el proyecto europeo (urnas, leyes, derechos humanos, división de poderes, libertad de circulación de ideas, etc.). Pero sabiendo que, a pesar de los pesares, hay líneas rojas cuyo desborde no permitiría de ninguna manera la ciudadanía francesa. Ni la europea en general.

Hablo de la aversión a los radicalismos entre las mayorías del sentido común, vengan ya por la derecha (Eric Zamour y su partido Reconquista) o vengan por la izquierda (Mélenchon y su presunto antisemismo). Tampoco han faltado voces, inspiradas en la sed de centralidad incompatible con la Francia polarizada, advirtiendo de que la izquierda de Mélenchon ("Francia insumisa") es un peligro mayor que la ultraderecha de Le Pen.

O sea, que los excesos son los excesos y estos se localizan en los dos grandes bandos que compiten por la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (289 diputados) en la venidera segunda vuelta (7 de julio) de estas elecciones legislativas.

Mejor no tratar de entenderlo con plantillas españolas, aunque hay una cierta similitud entre el llamado "Arco Republicano", que en Francia sería un cordón sanitario frente a la ultraderecha, y los "partido constitucionales" españoles, que aquí serían un dique frente a los desvaríos independentistas de Cataluña. Nada que ver con la política francesa.

Es verdad que en España se usa la expresión "cordón sanitario" también contra la ultraderecha, en la que Sánchez y sus terminales incluyen a Feijóo, en interesada e indebida equiparación. Pero en realidad aquí la extrema derecha es una fuerza subalterna del PP, mientras que en Francia, esa fuerza (Le Pen) es claramente la dominante.

Es la gran diferencia, entre otras.