Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


Almidrez

03/05/2024

En el Valle del Tiétar, allá por Ávila, Daniel Peces tocaba el almirez, que le enseñó su padre, sobre todo en las rondas de invierno. En nuestra montaña se decía almidrez, que fue ganando espacio, como ocurre con tantas palabras modernas, hasta que se reconoció como tal, sin necesidad de discutir la incorrección de su uso.
Otra palabra curiosa que aparece en el vocabulario de Santibáñez de Resoba era androya, trozos grandes de carne de gocho embutida y adobada con pimentón, ajo y sal. Al arándano, que es un fruto silvestre, se le conoce aquí y en otras muchas partes como arráspano. De mi libro Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería, con muchas ediciones, el amigo Vielba rescata un dicho muy conocido por aquí: «Vete a roer arráspanos a la Peña Redonda». En Barruelo, y del lenguaje minero, nos viene la palabra arrosariada, y se refiere a una capa o filón cambiada. Cuando nos piden una artesa en Menaza, nos están pidiendo un recipiente de barro que por aquí conocíamos como barreño. En Camporredondo se decía artesuela. Y sin salir de este pueblo, recordarán que les hablaba en entradas anteriores del niño travieso, al que decían alicate, pues aquí a ese niño guerrero se le llama ascopicio.  Atrafullar era hacer las cosas de cualquier forma, a la carrera. Y, para terminar, un repaso ligero a la A, que siempre vienen a la memoria cosas. Abañar era seleccionar la simiente sometiéndola a un cribado; abasnar, un vocablo muy utilizado en Pernía, pero también en Matabuena, La Braña y Ventanilla. Al abasnar se arrastraba detrás del carro piezas de ramas pesadas para equilibrarlo mediante la frenada.
En Santibáñez de Resoba se entendía fisgar por achisgar o achismar y en Gramedo se usaba como purgante el acolecho, una planta de la familia de las rununculáceas. Y, en fin, almaquena, almiar, alparceros, amacal, amagüeto, ambuesta, anciva, antojil, apetazo, apetrucos, apurrir, arcacel, argayar, armadija, armón, arrascuñar...
En este repaso riguroso de nuestro léxico, en la zona de Fuentes Carrionas, Vielba se fija en El habla de Camporredondo, publicado en la Institución Tello Téllez por José Carlos Martínez Mancebo, así como Usos y costumbres en Fuentes Carrionas, del mismo autor, publicado en 1980.