Cervera de Pisuerga, en el corazón de la montaña

Eduardo Gutiérrez
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De Cervera a Traspeña, paseando entre tejos milenarios

Imagen del Eremitorio de San Vicente, Vado. A la vista Cervera de Pisuerga. - Foto: Eduardo Gutiérrez

Llegamos al corazón de la Montaña Palentina, Cervera de Pisuerga, villa próspera y modern. Sus calles y plazas presentan un interesante conjunto de casas blasonadas con interesantes escudos heráldicos. Conjuga cultura y turismo, ofreciendo al peregrino un sinfín de posibilidades que le permitirán disfrutar de las bondades de este pueblo típico de montaña. Su historia data de los inicios de la octava centuria. Un manuscrito del 818 cita a la villa montañesa con el sugerente nombre de Cirbaria, nombre primario de la villa que deriva en Cervaria, lugar y territorio de grandes manadas de ciervos, según indica la sección «historia» de la web del ayuntamiento. 

Previamente, nada más dejar Vado, hemos visitado el eremitorio de San Vicente, inquietante templo que se encuentra a la ribera del río Rivera, valga la semi redundancia, y a la vista del Pico Almonga. A la par, divisamos la iglesia de Santa María del Castillo, rezuma gótico por cada una de sus piedras, a intramuros guarda una de las joyas pictóricas más importantes de la comarca, la tabla de la Adoración de los Reyes, del gran pintor flamenco del renacimiento español, Juan de Flandes, quien falleciera en Palencia. En sus calles nos aguardan la Casa de los Leones, La casa del Parque, el Museo de Piedad Isla, fotógrafa ilustre de la villa, y la Casa de Cantarranas.

TEJEDA DE TOSANDE. A la salida de Cervera caminamos por los dominios de Dehesa de Montejo, a los pies de las Peñas de Cantoral y la Horadada, para alcanzar el aparcamiento que nos invita a desviarnos a la Tejeda de Tosande. Qué difícil es expresar las emociones que este lugar de poder transmite al peregrino, aquí convertido en loable aventurero. Impresionantes tejos que han perdido la cuenta de sus años. Cuánta leyenda sugiere el lugar. Echa a volar la imaginación y déjate llevar por el eco de los sueños que dejaron impregnados nuestros ancestros entre estos tejos milenarios.

TRASPEÑA. Seguimos nuestra marcha hacia Traspeña de la Peña. A la llegada nos recibe la Cruz de Término, monumento que honra al más bello gótico de la comarca. Dicen que fue tallada por Alonso de Portillo, famoso orfebre astorgano del siglo XV.  Traspeña se encuentra al resguardo del Pico Burrián, Peña Redonda y los Picos Silla Grande y Silla Pequeña… al sur se oculta de la mirada curiosa de los vehículos gracias a la Peñilla. Traspeña es un pueblo eminentemente jacobeo, hospitalario. Acogió el paso de peregrinos hasta tiempos recientes, fieles y devotos que buscaban la bendición del Apóstol emprendiendo su marcha por la senda del Viejo Camino. Tuvo hospital con albergue de peregrinos, constatado en un documento custodiado por el obispado provincial: «Cuias renttas gastta dho Hospittal en Amparar a los pobres enfermos y peregrinos qe transittan pr estte Lugar». Ni que decir tiene que estos datos ponen de manifiesto el auténtico carácter jacobeo de nuestra tierra. Pero en Traspeña hay más, muchas más pistas que aseguran que estamos en la senda correcta. La espléndida iglesia de la Transfiguración luce una impresionante fachada gótica, pórtico que, como si quisiera unirse a la causa peregrina, ostenta un bellísimo apostolado en el que el maestro cantero quiso ataviar la imagen del Apóstol Santiago con el vestuario y utensilios más típicos del peregrino.