Guardadas en la alacena han quedado muchas palabras y expresiones que se empleaban antaño y han caído en desuso, palabras que si se emplean en raras ocasiones los más jóvenes rápidamente suelen adjetivar como «palabras de viejos» o palabras antiguas.
Al igual que hay muchas palabras que van cayendo en desuso, también hay términos muy típicos de la zona geográfica palentina y aledaños. Se recrean a continuación una serie de frases que a modo de jeroglífico quizá no todo el mundo entienda.
El chiguito recibió un buen rapapolvos por haber dejado la ropa hecha un gurruño, la madre le avisó que había mucho andancio y que se pusiese el tabardo, salió con sus cachuscas a jugar a la plaza, hacía tanto frío que los soportales estaban llenos de chupiteles, tras tocar la aldaba de su casa su madre abrió la puerta con la rodea en la mano y le mandó merendar, ya que había sacado algo de la fresquera, el chiguito que tenía la cara llena de churretes veía cómo su padre encendía el cigarrillo con el chisquero y daba buena cuenta del vino que había metido en la bota.
Mozo tocando una rabelada - Foto: DPEste es un pequeño ejemplo en el que se emplean palabras que son usadas comúnmente y otras que cada vez van siendo menos oídas.
En los tiempos modernos es frecuente escuchar letras de canciones bastante atrevidas de algunos estilos musicales como el reggaetón, entre otros, pero lo que mucha gente no sabe es que aquellos hombres ataviados con su boina o los que portaban su capa castellana fueron pioneros en esto, utilizando la canción como medio de expresión, ya que había cosas que no se podían decir antaño.
Por ello, este tipo de letras eran cantadas con el mayor de los encantos, así como el mejor sentido del humor.
Chupiteles - Foto: DPLas rabeladas son un ejemplo maravilloso para ver esto, se trata de pequeñas coplas que se cantan en el norte de la provincia palentina y en el sur de Cantabria. Van acompañadas por un instrumento pastoril, el rabel, del que ya se habló detenidamente en el artículo de instrumentos de cuerda.
Generalmente están compuestas por letras picantes y jocosas, en las que predomina el doble sentido y la ironía. Normalmente están escritas en forma de cuarteta, rimando los versos pares, describiendo de forma rápida, una situación, un sentimiento, una ocurrencia o una astucia. Pueden ser «a lo ligero» (ritmo rápido), o «a lo pesao» (ritmo lento).
A continuación se muestran unas cuantas coplillas como ejemplos en las que puede leerse esa letra pícara que se comenta, invitando a los lectores a investigar más si les agradan pues aquí se recogen alguna de las más ligeras: «Illo de la boina se me alborota. Cada vez que te veo con la saya rota».
Hablando de rabeladas se hace imprescindible hacer mención al famoso pastor y rabelista Donato Muñoz de Nestar. Entre sus temas destacaban las relaciones entre los mozos y las mozas, las suegras como blanco habitual de sus cantares, las críticas al clero o el tema sexual, presente en la mayoría de sus canciones, a veces en forma de ironía, y otras de una manera más explícita.
En el entorno social actual algunas de estas coplas podrían calificarse como sexistas, pero hay que tener en cuenta que en tiempos de los abuelos y bisabuelos, el contexto social y los papeles del hombre y la mujer en la sociedad jugaban otros roles distintos a los días actuales, por lo que hay que poner la mente en lo que sucedía en tiempos de antaño para ver el verdadero sentido y significado de aquellas coplas que se interpretaban en los pueblos.
Estas no tenían más objeto que el de pasar un buen rato y sacar unas risas en los rostros curtidos por el trabajo en los campos.
Como dicen que las despedidas no gustan y este es el último artículo de la sección se ha buscado conseguir una sonrisa para dejar buen sabor de boca.
Y llegando en estas horas, llega la hora del adiós como cantaban entonces "La despedida les doy, la que dio el gato a la gata, que subiendo las escaleras, le metió la quinta pata"
*Beatriz Esteban Alonso es presidenta de la Asociación Folclórica Reino de Castilla.