Penalver:«Volver al sitio que te vio crecer es muy especial»

Pablo Torres
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Herrero, el proyecto musical de Daniel Herrero, presenta a las 20 horas de mañana, en el auditorio municipal de Guardo, su primer disco, 'Nada es eterno'. El batería del grupo, Danny Penalver, ha trabajado junto a grandes artistas nacionales

«Volver al sitio que te vio crecer es muy especial» - Foto: DP

Danny Penalver es un habitual de los escenarios. Ya lo ha hecho con grandes nombres del panorama musical, como Carlos Baute, el grupo Auryn o Lola Índigo, a quien acompaña actualmente en sus conciertos. Ahora, bajo la pretensión de colaborar con su amigo Daniel Herrero, acompaña al grupo Herrero (aunque prefiere no utilizar el término «grupo») en la presentación de su primer disco, Nada es eterno, que tiene lugar mañana en Guardo, su pueblo natal. 

El disco que presentan mañana recibe el nombre de Nada es eterno. ¿A qué se debe?
Nada es eterno refleja la realidad en la que vivimos. Todo dura un tiempo determinado. Después, debemos pasar a otra cosa. Eso sí, siempre con el ánimo levantado.

Presentan este nuevo trabajo en la localidad minera, su pueblo natal. ¿Eso lo hace más especial si cabe?
Es la primera vez que toco en Guardo en un concierto programado después de tantos años fuera y me hace particular ilusión. 

Me fui del pueblo hace muchos años para hacer una carrera profesional en Madrid. Volver al sitio que te vio crecer es bastante especial, sobre todo, para animar a las nuevas generaciones de artistas y hacerles entender que, si no ves tu sitio aquí, puedes probar cosas fuera. 

¿Cuándo se formó el grupo?
No es un grupo como tal. Una banda de música conlleva que sus integrantes tomen parte íntegramente en cada uno de sus niveles. 

Nosotros somos un grupo de músicos profesionales que, si bien hemos trabajado en diferentes proyectos, hemos querido apoyar a uno de nuestros compañeros, Daniel Herrero, que es el que tuvo la idea.

Ha trabajado como batería para grandes artistas, como Carlos Baute o Lola Índigo, con la que se encuentra actualmente de gira. ¿Cómo es tratar con estas grandes personalidades de la música?
Todos son personas. Una vez entras en el mundo profesional, te das cuenta de que es un círculo como otro cualquiera. Cada artista es diferente y hace las cosas a su manera. Es una formación continua en la que aprendes de todos por el camino. 

Independientemente de que sea una sala con 400 personas o un estadio lleno con 50.000, ¿las ganas con las que se sube a un escenario son las mismas?
Los conciertos, sean en un sitio más grande o más pequeño, siempre son especiales. Cuando estás sobre un escenario no tienes en cuenta las personas que hay. Estás en tu propio mundo y no importa si hay 50 o 50.000, tú haces tu espectáculo igual y das el 100% del corazón. 

Cuando comparte escenario con grandes artistas, los focos están puestos en ellos. Sin embargo, detrás hay un gran grupo de personas, entre las que se encuentra usted, que hacen posible que todo el trabajo musical salga adelante, pero que no reciben la misma valoración. ¿Lo ve realmente así?
De forma individual sí que se nos valora. Ningún artista se forja solo. Es una cadena de engranajes: si uno falla, el proyecto también lo hace. 

Tampoco me importa estar en los focos. No soy una persona pública y me gusta estar dentro de mi propio mundo. Me esfuerzo en prestar mi música.

¿Cuándo comenzó a tocar?
Toco la batería desde muy pequeño gracias a mi padre, que también fue profesional. Mi abuela, Teodorina Pastor, dio también clases de Música. Nunca fue nada forzado, y eso fue la clave de que las cosas fluyeran.