Bajo la dirección e interpretación de Abel Folk, la obra de teatro Claveles llegará al Teatro Principal mañana, a las 20,30 horas. En el escenario, estará acompañado por Silvia Marsó.
Actor, director y doblador, con trabajos en cine, teatro y televisión ha participado en series importantes a nivel nacional como La Embajada o La valla de Atresmedia.
¿Cuál es el inicio de Claveles?
Parte de un reencuentro de dos personajes que ya llevan 40 años sin verse por un conflicto que tuvo lugar cuando eran jóvenes dentro de la estructura de un partido político. En él, hubo un hecho de un abuso de poder que provocó una crisis, haciendo que estos dos personajes no se volvieran a ver en ese tiempo. La función repasa los 50 años de democracia en la Península Ibérica, las cosas que han ido bien y las que no.
¿Buscan transmitir algún mensaje a través de esta obra?
Siempre hay un mensaje. Es un trabajo que habla de filosofía política de una forma humana y entretenida, pero conversamos de cosas profundas. Si hubiera que reducir Claveles a una frase sería que no hay revolución sin esperanza. Hay muchas reflexiones, pero creo que esa es la más trascendente. Estamos viviendo una época en la que desconfiamos del futuro, pensando que será peor que lo que tenemos.
Lo que expone la función es que si siempre hubiéramos pensado así, nadie habría hecho una revolución, porque para ir a peor no hace falta. Es necesario recuperar una cierta esperanza en el futuro para poder avanzar.
¿Cómo ha sido la acogida de esta función en otros lugares?
Esta yendo muy bien. Hay una cosa que me gusta de ella y es que habla mucho de un momento histórico que todos hemos vivido, sobre todo los más mayores. La función apela a una memoria colectiva que nos es muy cercana, y por eso, creo que genera muchas reacciones diversas, dependiendo de lo que piense cada persona.
Hay un punto de vista sobre el mundo que es progresista, pero habla con cierto respeto de todo lo que ha ocurrido. Buscamos no ofender a nadie, independientemente de lo que opine cada espectador, para que se sienta acogido. Una cosa que me gusta del teatro es cuando provoca reflexión, haciendo que la gente tenga ganas de hablar de eso y confronten opiniones.
¿Le gusta hacer giras por España?
De todas las cosas que yo hago, que son unas cuantas, es de las actividades que más me gusta porque España es un país espectacular. Me encanta llevar el teatro a todos lados.
Los últimos años he viajado bastante por nuestro país y es algo que me encanta. También me gusta pasar tiempo en cada lugar, intentando tener un día o dos para sumergirme en la realidad de las ciudades. El recuerdo que tengo de Palencia es magnífico y tengo ganas de volver a pasear por esas calles de nuevo.
¿Qué serie, película o teatro en la que haya participado cree que ha marcado más su carrera?
No tengo ni idea (risas). He tenido la suerte de poder dedicarme a esto y ganándome la vida bien, pero para ello he tenido que trabajar muchísimo. He participado en éxitos y fracasos. Señalar uno es muy difícil. Participé en La Embajada y La Valla, que son series que han tenido un gran impacto, pero también he hecho cine internacional. Lo más importante es haber podido trabajar tantos años y seguir con posibilidades de continuar.
¿Como ve el futuro de teatro?
Muy bien. Veo peor el cine de sala, porque la gente ya casi no va. La competencia de las plataformas es tan grande que creo que el cine no tiene recursos para luchar contra eso.