Abrir el frigorífico y cocinar lo que a uno se le antoja cada día era hasta hace no tantos años una misión casi imposible en el medio rural. Sin supermercados ni ultramarinos, hubo un tiempo en el que se cultivaba y criaba lo que se llevaba a la mesa para alimentar a la familia. Eran momentos difíciles, sin grandes lujos ni excesos y en los que había que apañarse con lo poco que había.
A aquellos tiempos se trasladó ayer Becerril de Campos con motivo de la Fiesta de Invierno, que alcanzó su décimo sexta edición con un programa repleto de actividades que congregó a numeroso público del municipio anfitrión y otras localidades de su entorno más inmediato.
Este fue el marco en el que se celebró la tradicional matanza del cerdo, un gorrino de 150 kilos de peso que se paseó en procesión por la localidad sobre una carreta de madera hasta su llegada a la plazuela del Obispo Ibáñez. La peña Ya esta acá, fue la encargada un año más de realizar el ritual de la matanza domiciliaria, desde el chamuscado hasta abrirlo en canal.
Fue un momento de gran expectación, hasta el que se acercaron personas de todas las edades, entre ellos, muchos abuelos con nietos. «Es una gran satisfacción ver cómo se involucra el pueblo», señaló Lucinio Arenal, presidente de este colectivo de galgueros y caballistas que se encarga de estas artes desde los inicios de la fiesta.
En paralelo, un grupo de vecinas del pueblo preparó durante toda la mañana en las dependencias de la casa consistorial mil raciones de jijas que se repartieron al precio simbólico de dos euros junto a otras mil de morcilla. En total, 2.000 suculentas raciones para afrontar con el estómago lleno una jornada maratoniana en la que no hubo tiempo para aburrirse gracias al extenso programa ideado por el Ayuntamiento terracampino, que incluyó también una procesión con San Antón y la bendición de los animales.
OLLAS FERROVIARIAS
Como novedad en esta décimo sexta edición, Becerril albergó el primer concurso de ollas ferroviarias, que llenó de un apetecible aroma los soportales de la plaza Mayor.
Allí se elaboraron al calor del carbón vegetal 62 guisos de garbanzos en un certamen culinario que reunió a cocineros llegados desde varios rincones de la provincia -entre ellos una importante representación de Becerril, Paredes y Cascón-, amén de otros territorios vecinos como Cantabria.
«Es una fiesta que gusta mucho en el pueblo, porque mantiene las raíces de nuestro pasado», destacó el alcalde, Francisco Pérez, en relación a la matanza del cerdo. Asimismo, reconoció que se habían superaron «todas las previsiones» en el concurso de ollas, en el que había en juego más de 500 euros en premios.
ALIMENTOS DE PALENCIA
Completó la programación la instalación de un mercado agroalimentario, que reunió a ocho productores vinculados al club de calidad Alimentos de Palencia de la Diputación. Garbanzos, queso, embutido o cerveza artesana fueron algunos de los manjares que se ponían a la venta en este escaparate del buen producto provincial en el que se convirtió la carpa instalada en la calle Corro de la Madera.
El mercado, al igual que el resto de actividades, estuvo amenizado por el grupo Entusiastas de la dulzaina. La música fue, precisamente, la que puso el broche a la XVIFiesta de Invierno, con un tributo en San Pedro Cultural a Nino Bravo y Camilo Sesto a cargo de Carmelo Ruiz.