Uno de los principales actores en la tramitación del Certificado de Eficiencia Energética son los arquitectos.
En este sentido la presidenta de la Delegación Palentina del Colegio de Arquitectos de León y Palencia, Pilar Diez, apunta a ciertas discrepancias, desde su punto de vista, sobre la norma que regula la puntuación con la que se determina qué grado de eficiencia tiene una edificación, desde la A que es al más eficiente, a la G, la menos con un consumo un 25% superior a la media. En sus palabras, no se ajusta del todo a la realidad. «Se da gran importancia al tipo de calefacción que tiene la vivienda», indica Diez, que apuesta por ser más eficiente en el aislamiento que en los métodos de caldear las casas. En concreto, tiene gran valoración la biomasa.
Y aunque el sistema de calefacción es importante (en Palencia casi sólo se piensa en calentar y no en enfriar las viviendas) a la hora de reducir el consumo energético y las emisiones de CO2 de viviendas, tanto o más importancia tiene, como se suele decir, no tener las ventanas abiertas.
«El aislamiento de las cubiertas y fachadas es fundamental. Y con algo más asequible, como puede ser cambiar las ventanas, se consigue un gran ahorro energético», afirma Diez. Sobre todo si se opta por ventanas de doble cristal, cámara de aire y carpinterías con rotura de puente térmico.
Además, la presidenta del Colegio de Arquitectos señala que también hay que tener en cuenta la cubierta de la vivienda. Y señala como un truco para diferenciar las viviendas que están bien aisladas en este sentido la nieve. «Cuando nieva, y al día siguiente todavía queda nieve en los tejados de edificios habitados, esos están bien aislados, mientras en que las viviendas menos aisladas la nieve se ha derretido por la transmisión de ese calor en la cubierta».
La Ley determina la obligatoriedad de realizar los Certificados Energéticos a los propietarios de los inmuebles, y los pueden redactar los técnicos competentes según la LOE (Ley de Ordenación de la Edificación).
En defensa de sus asociados, Pilar Diez considera a su colectivo como el de los «médicos de cabecera» a la hora de determinar las dolencias que aquejan a una vivienda en muchos aspectos y también en determinar la eficiencia que tiene cada vivienda que se escruta, al tener un conocimiento global de la misma.
Para ello, considera necesario «realizar un examen exhaustivo de las viviendas», para lo que «como mínimo hay que visitarlas». Algo que señala puesto que en algunos casos «algunos pillos», hacen las certificaciones por teléfono. «Hay que medir, mirar las ventanas, el material, el sistema constructivo, la orientación...». Algo que contrasta con los precios que se pueden encontrar en algunas webs. «Imposible hacerlo bien por ese dinero», afirma. Además, como paso posterior, Diez apunta que como complemento a la certificación también se deben dar recomendaciones para mejorar la letra de la etiqueta de cada vivienda, y en último caso, realizar una auditoría total. Pero eso ya bajo petición expresa del cliente.