En un rincón privilegiado de Palencia, en el centro de la ciudad, se rige un comercio con más de 144 años de historia: El Triunfo de Velayos. Esta tienda, que comenzó como una pequeña sastrería en 1879, ha sido testigo de la evolución del comercio en España y ha logrado mantenerse vigente gracias a su capacidad de adaptación, su estrecha relación con la comunidad y un profundo respeto por sus raíces. El reciente Premio del Comercio Tradicional de Castilla y León, otorgado por su dedicación al comercio local y la tradición, es el reconocimiento a su esfuerzo por mantener viva una herencia familiar que abarca cinco generaciones.
Cuando los miembros de la familia Velayos recibieron la noticia de que su comercio había sido seleccionado para recibir el prestigioso premio al comercio tradicional, la alegría fue inmensa. «Nos alegra mucho porque nos da visibilidad, especialmente en un momento en que los comercios tradicionales necesitamos ser recordados. La publicidad siempre es bienvenida», comenta Irene Velayos responsable de la tienda. Este galardón no solo reconoce la calidad del servicio y la dedicación sino que también pone en valor el comercio local en una época donde la competencia con grandes cadenas y plataformas online es muy grande.
El impacto del galardón fue inmediato: «Notamos un aumento significativo en las visitas a nuestra página web y redes sociales. Incluso gente de fuera de la ciudad, que normalmente solo compra online, comenzó a interesarse por nuestros productos», explica Irene Velayos. Además, este reconocimiento también ha tenido un efecto positivo en la clientela local, que ha aprovechado la oportunidad para felicitarles por su trayectoria y compromiso con la comunidad y hacer una visita a la tienda.
Cinco generaciones que mantienen la tradición - Foto: Sara MuniosgurenEl establecimiento comenzó en 1879, cuando Juan Velayos, tatarabuelo de los actuales propietarios, abrió una sastrería en el centro de Palencia. En sus primeros años, la tienda se especializaba en la confección de trajes a medida, especialmente para eclesiásticos, una tradición que perduró durante décadas. Con el tiempo, la tienda fue evolucionando, diversificando su oferta sin perder la esencia que la ha mantenido viva durante más de un siglo.
Inicios. La tienda ha sido transmitida de generación en generación, siempre bajo la dirección de la familia Velayos. «Somos la quinta generación y, aunque la tienda ha cambiado con el tiempo, hemos mantenido el mismo espíritu», declara. Aunque ya no se confeccionan trajes a medida como en sus inicios, sigue ofreciendo productos textiles de alta calidad, desde ropa de trabajo hasta sombreros y accesorios.
Como muchas tiendas tradicionales, han tenido que enfrentar desafíos importantes. «La pandemia fue un golpe muy duro para todos los comercios tradicionales, pero nos obligó a adaptarnos rápidamente», añade. Durante este tiempo, la tienda encontró una vía de supervivencia al vender productos esenciales como vestuario laboral y equipos de protección, que tuvieron una gran demanda.
En 2019, lanzaron su página web, lo que les permitió seguir en contacto con sus clientes. Hoy, la venta online y las redes sociales son esenciales para su estrategia comercial. «Nos aseguramos de ofrecer un servicio logístico de calidad, enviando productos a cualquier parte del país. Si un cliente en Barcelona ve algo que le gusta, se lo enviamos sin problema», afirma.
Una de las características más destacadas es su compromiso con los proveedores locales y con la sostenibilidad. El comercio prefiere trabajar con productores cercanos siempre que es posible, apoyando la economía local y reduciendo la huella de carbono. «Tenemos proveedores de sombreros a unos 300 kilómetros de aquí. No tiene sentido traer productos de lejos cuando podemos ofrecer algo fabricado aquí», explica.
Además, ofrecen productos personalizables, lo que ha sido especialmente bien recibido en épocas como Navidad, cuando los clientes buscan regalos únicos. «Podemos personalizar cualquier producto, desde una gorra hasta una bata de trabajo, lo que nos permite ofrecer un servicio aún más cercano a nuestras necesidades», añade.
Defienden el comercio local como un pilar fundamental para la identidad de las ciudades. «Los comercios tradicionales somos los que damos vida a las calles. Si todos compramos online y dejamos de visitar nuestras tiendas locales, estos establecimientos se perderían», señala. Además, insisten en que al apoyar los negocios locales, los consumidores están invirtiendo directamente en su comunidad, generando empleo y fomentando el desarrollo económico.