La amenaza de lluvia, que solo se materializó cuando finalizaba el acto festivo, no impidió que un año más la Cofradía de San Antonio Abad o San Antón, como popularmente se le conoce, honrará a su patrono acompañada de más de un centenar de personas que se dieron cita portando unos 200 animales a las puertas de la iglesia de San Miguel.
Allí, tras la celebración de la misa, el párroco, acompañado de autoridades municipales y cofrades, tiró de hisopo y agua bendita para despositarla en perros -la práctica totalidad ayer- un gato y dos caballos, que se sumaron a última hora. Además, como es costumbre, se repartieron los tradicionales panecillos de San Antón a quienes se acercaron a la mesa petitoria en el interior del templo, así como a los propietarios de las mascotas bendecidas fuera para que estas también lo comieran y celebraran un día importante para ellas y, también, para mucho dueños.
«Soy cofrade desde que hice la primera comunión y se trata de una tradición muy nuestra y muy bonita», explicó José María Pérez Pesquera, de 79 años, mirando al cielo quizás con alguna rogativa en mente -en este caso para que no lloviera- y San Antón parece que le hizo caso y el agua solo apareció para ahuyentar a la concurrencia al final de la fiesta.
Reinado canino en la bendición de San Antón«Se echa de menos muchas especies de animales, con más caballos y mulas que venían engalanadas. Es una pena que no lleguemos a una veintena de cofrades sin relevo generacional. Esto se mantiene con la ilusión y el trabajo de los pocos que quedamos», apuntó. Pero, ayer, se hubo un alta significativa a la lista, la de la alcaldesa, Miriam Andrés.
Verónica y María Jesús se dieron cita con cuatro galgos y una podenca, la primera, y un yorkshire, la segunda. « Venimos de vez en cuando siempre que el trabajo lo permite. Tenemos algún perro adoptado, es su día, y los animales merecen nuestro cariño, que sean bendecidos y se coman los panecillos», aseveraron.
Ángel y Elena dieron un poco de variedad animal a San Antón, al llegar con sus dos caballos desde el monte El Viejo -los únicos que se vieron- poco antes de concluir las bendiciones. «Llevamos viniendo varios años, esperamos volver y nos gustaría que lo hiciera más gente», señalaron. Belén se dio cita con el único ejemplar gatuno que fue bendecido. «Es la primera vez que acudo a que bendigan a mi gata Pumba, que va a cumplir tres años y es muy buena. Pedí a mi abuela que me acompañara ya que siempre tuvo animales, me gusta la tradición y volveré siempre que pueda. Siempre nos dan compañía y se merecen que celebremos con ellos su día», señala con una sonrisa de orgullo.
Reinado canino en la bendición de San AntónElvira mostró su gran danés junto a sus dos hijas y marido. «Con la pandemia no vinimos y teníamos ganas de regresar a la bendición. Al no caer la fiesta en fin de semana se ha notado una menor presencia de mascotas y niños con ellas», opinó. Álvaro lució un macho y una hembra de pastor alemán. «Mi madre o yo nunca nos perdemos la cita. Forman parte de mi vida; trabajo y duermo con ellos. Soy creyente y me gusta que los bendigan y celebrar su día», afirmó.
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Para finalizar, tuvo lugar un vino español ofrecido a autoridades y a los cofrades, haciéndoles entrega de sus correspondientes panecillos en el salón parroquial de San Miguel.