Si bien Esmeralda Atienza nació en Francia, sus padres y abuelos son naturales de la provincia. Ha vivido gran parte de su vida en Burdeos, donde conoció a su marido, David Authier. Este pastelero, chocolatero y heladero siempre quiso montar su propio obrador en el extranjero, un sueño que, sumado al gusto que desarrolló por la vida palentina tras sus muchos viajes con su pareja, se ha cumplido. Ambos abrieron ayer al público las puertas de su nueva pastelería, Allô Paris, en el número 80 de la calle Mayor.
Gracias a este nuevo negocio ya no es necesario cruzar la frontera gala para poder disfrutar de una tartelette bourdaloue (una masa quebrada azucarada con crema de almendras y peras frescas), galettes des rois (hojaldre con crema de almendra) o puits d'amour (una masa de choux con crema chiboust caramelizada), por citar algunos de los productos que lucen en sus vitrinas. «Todo lo que hacemos son recetas de Francia. Aquí ya tenemos buenas pastelerías, así que queríamos hacer cosas nuevas y darle un toque parisino a Palencia», relata Atienza.
Por increíble que parezca, «todo empezó por una lámpara». «Teníamos ésta -en referencia a la instalada en su establecimiento- que era muy grande, por lo que necesitábamos un local espectacular para que los clientes pudieran verla. A partir de ella, pensamos la decoración y la estética», explica Atienza.
Si bien las recetas son francesas, el origen palentino de la propietaria queda reflejado en el uso de alimentos locales. «Para nosotros era importante trabajar con productos de aquí», enfatiza. De este modo, por el obrador que se encuentra en el fondo del establecimiento entran huevos, harina y leche de la provincia y salen multitud de dulces franceses, muchos elaborados con frutos exóticos, gracias a la mano de Authier, quien ya trabajó en varias pastelerías de Burdeos antes de iniciarse en esta nueva aventura emprendedora. «Las nubes y el chouquette creo que van a triunfar», augura la gerente.
Las opciones en Allô Paris son tan «sabrosas» como variadas en lo económico, pues a lo largo de sus vitrinas se pueden encontrar dulces por menos de un euro, así como pasteles de mayor tamaño que pueden alcanzar los 30.