Prejuicios a un lado en una actividad enriquecedora

DP
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Una treintena de personas participa en un club de lectura que celebra reuniones mensuales con la asistenciade internos del centro penitenciario de La Moraleja y usuarias de las bibliotecas de Dueñas y Venta de Baños

Prejuicios a un lado en una actividad enriquecedora - Foto: Sara Muniosguren

En su tercera reunión, la celebrada ayer, la puesta en común giró en torno a Tu rostro con la marea, de Fernando García de Cortázar, ganadora del Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio 2013. En base a este libro expusieron sus consideraciones reclusos del centro penitenciario de La Moraleja y miembros, todas mujeres, de los clubes de lectura de las bibliotecas  municipales de Dueñas y Venta de Baños. En total, una treintena de personas con una afición común que una  vez al mes comparten un par de horas. 

 La subdirectora de Tratamiento del centro penitenciario, Elisa Carro, explica que la actividad se empezó a hacer de una manera puntual antes del covid, con la pandemia se frenó y ahora, desde octubre, se retoma. «Lo que se hace es lo propio de un club de lectura, todos leen el mismo libro y después lo ponen en común», señala, para añadir que unos y otras «se han enganchado» y  coinciden en que «es una experiencia increíble y muy enriquecedora». 

«Se trata de traer la cultura al  centro penitenciario y de acercar la prisión a la sociedad, desmitificar y  romper ciertos prejuicios que existen en torno a los internos», incide Carro, quien subraya que a estos  les «encanta ver caras nuevas y relacionarse con gente diferente». 

Los participantes de La Moraleja en este club de lectura proceden de módulos de respeto, que «son aquellos que tienen un mayor nivel de exigencia y compromiso;  y eso se nota», comenta la subdirectora de Tratamiento, quien hace hincapié en que «en el centro penitenciario, el que es lector o quiere serlo, tiene todos los libros que quiera».  

Julita, con más de 20 años en su haber como integrante del club de lectura de Dueñas, manifiesta que salió «entusiasmada» de la primera reunión en La Moraleja.  «Me asombró  muchísimo cómo destriparon el libro,  de hecho hablé poquísimo, y en este  tampoco quiero hablar, porque prefiero escucharles»,  agrega. Rocío se muestra «encantada» de participar en la actividad. «Trabajé en Prisiones en talleres y fue una buena experiencia. Ahora, cuando he tenido la oportunidad de venir,  no lo he pensado, y es  genial».  Mari Carmen califica la experiencia de «muy enriquecedora», no solo por lo que significa leer, que es «impresionante»,  sino por «poder compartir este rato;  ves que les encanta leer, que lo viven y que están esperando la actividad porque es algo fuera de lo normal». Beatriz habla de la actividad como «una mirada desprejuiciadora», y es que «acudes con una serie de pensamientos previos, todos ellos además prejuicios, y te encuentras con que nada de lo que venías pensado corresponde con la realidad, siempre hay una mirada distorsionada y a mí me ha gustado clarificarla y hacerla más real».

Consuelo González, bibliotecaria de Venta de Baños,  también se muestra «encantada» de retomar la actividad, que considera «muy positiva» en tanto que «acerca la lectura, se adentra en los valores que puede transmitir un libro y aborda los distintos puntos de vista en un medio respecto al que tenemos bastantes prejuicios». 

Ángel,  uno de los internos que  participan en este club de lectura, se pronuncia al respecto con una rotunda afirmación. «Es una actividad muy positiva, sobre todo para nosotros, compartimos la lectura con otra gente externa y es muy alentador», indica, para subrayar a renglón seguido que «cuando empiezas a hablar, no es solo del libro, sino de otros aspectos». En  este mismo sentido se expresa el también interno Sergio: «te dan un libro, pero se pueden hacer comparativas con la vida misma». «Es una actividad satisfactoria, una válvula  de escape en un momento dado a la rutina del día a día», concluye.

La próxima vez que vuelva a reunirse este club de lectura será  para destripar  El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura.