Una experiencia única

A. Benito
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Las personas que realizan algún tipo de estancia internacional destacan, ante todo, lo positivo de una vivencia que, más allá de lo académico, proporciona nuevas habilidades sociales y resulta enriquecedora a todos los niveles

Una experiencia única

«Tenía dudas por el tema del Covid, pero este está siendo el mejor año de mi vida»

Marina García es natural de Valladolid, pero estudia Relaciones Laborales y Recursos Humanos en la facultad de Ciencias del Trabajo de La Yutera. Desde el pasado mes de septiembre reside en Oporto, donde está cursando 3º en el Instituto Superior de Ciências Empresariais e do Turismo. Su hermana también estuvo de Erasmus y ella fue quien la animó a embarcarse en esta aventura. «Tenía dudas por el tema del Covid, pero la verdad es que no me arrepiento nada de la decisión que tomé. La experiencia me está gustando muchísimo», indica la joven. 

Ha decidido completar todo el curso 2020/21 en la ciudad lusa, desde la que ha tenido oportunidad de viajar a otros lugares como Polonia, las islas Azores, Lisboa, Coimbra o Aveiro. Reconoce que la crisis sanitaria ha limitado en cierta medida sus posibilidades de desplazamiento, pero no le ha impedido conocer diferentes regiones. «Hay restricciones, pero no tanto control como en España. Por ejemplo, el toque de queda es más moral que obligatorio», asegura.

En cuanto a las clases, comenzaron siendo presenciales y, por supuesto, en portugués, un idioma que parece más fácil de lo que realmente es. «Al principio me costaba seguir a los profesores, pero se me ha ido haciendo el oído. Además, escrito es muy parecido al castellano», explica Marina García, quien también asegura que, «a pesar de la cercanía y de que la cultura es similar, hay muchas diferencias entre España y Portugal».  

Una experiencia únicaUna experiencia únicaLa pandemia hizo que, a la vuelta de Navidad, las clases presenciales se sustituyeran por el formato online.«La universidad volvió a abrir el 19 de abril. Ahora, algunas asignaturas combinan ambas modalidades y otras se imparten íntegramente en el aula», señala la estudiante vallisoletana. Lamenta que la situación sanitaria haya mantenido cerrados espacios como la cafetería, lo que quizá le haya impedido un mayor contacto con los jóvenes portugueses. 

Finalmente, Marina García invita a otros jóvenes a participar en el programa Erasmus. «Aunque dé un poco de miedo alejarse de la zona de confort, es una experiencia súper enriquecedora. A mí solo me ha traído cosas buenas, este está siendo el mejor año de mi vida», afirma la joven que se siente más madura, más independiente y más capaz de enfrentarse al mundo.

 

«Mis padres siempre me han inculcado la importancia de conocer otros países y culturas»

Joaquín Vilas aterrizó hace solo unas semanas en Dinamarca. Su estancia Erasmus tenía que haber comenzado a principios de febrero, pero el 28 de enero el Gobierno danés restringió la movilidad y la universidad cerró. «Nos dijeron que las clases presenciales no se retomarían hasta el 5 de marzo, pero al final ampliaron el cierre hasta el 20 de abril», apunta este joven estudiante de Educación Primaria en La Yutera que ha desarrollado una parte de su Erasmus desde La Coruña, ciudad de la que procede.

Reconoce que durante los meses que tuvo que seguir las clases de manera telemática los profesores pusieron todas las facilidades. «Las plataformas son muy cómodas, aunque lo presencial es mejor», indica Vilas, cuya primera estancia en el extranjero fue hace algunos años. «Cursé 1º de Bachillerato en Irlanda. Mis padres siempre nos han inculcado a mi hermana y a mí la importancia de conocer otros países y culturas. No se trata solo de viajar, sino de vivir experiencias», afirma el joven.

Una experiencia únicaUna experiencia únicaActualmente está en 3º del grado en Educación Primaria, a su juicio, el curso perfecto para irse de Erasmus. «Al año que viene tengo prácticas y quiero hacerlas en España», afirma este joven alumno que está tratando de aprovechar al máximo su Erasmus en Aarhus, la segunda ciudad más grande de Dinamarca. Al llegar, además de hacerse una PCR, tuvo que guardar cuarentena unos días. Respecto a la pandemia, Vilas expresa que al principio se le hizo extraño no llevar mascarilla en exteriores, puesto que en el país nórdico solo es obligatorio usarla en interiores. «Hay solo una o dos muertes diarias y nos hacen pruebas cada dos o tres días, aquí son necesarias para entrar a cualquier sitio y, además, son gratis», explica. 

Por otro lado, el futuro profesor valora muy positivamente el hecho de poder intercambiar conocimientos con otros jóvenes de su edad. De hecho, está realizando un curso en el que también hay alumnos de la República Checa, Austria o Italia, entre otros países, lo que les permite comparar diferentes sistemas educativos.

Finalmente, el estudiante gallego indica que, aunque las clases terminan el 5 de junio, todos los Erasmus tienen pensado quedarse unos días con el objetivo de aprovechar un poco más su estancia en el extranjero y para compensar los meses que no han podido disfrutar de la experiencia por culpa de la crisis sanitaria. 

 

«Aprender en un país extranjero amplía nuestros horizontes»

Tatek Dejene es un ingeniero forestal de nacionalidad etíope que acreditó sus estudios de doctorado con una estancia en Palencia entre 2015 y 2017. Desde el pasado mes de diciembre está de vuelta en La Yutera, donde realiza una capacitación a corto plazo enmarcada en un proyecto financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y coordinado por Pablo Martín Pinto, que además del responsable de Relaciones Internacionales de la Etsiiaa es subdirector de la Cátedra de Micología de la UVa.

Concretamente, Dejene se está formando en el cultivo de hongos, en particular lasespecies comestibles saprofitas. «Esta capacitación me está ayudando a adquirir ciertas habilidades básicas. También me estoy dando cuenta de que tendré que trabajar duro en el futuro, cuando regrese a mi país», afirma este ingeniero que valora Palencia como una ciudad «muy segura, con un medio ambiente limpio, atractivos culturales, buen transporte público y un estilo de vida asequible».

En este sentido, el joven etíope expresa que decidió venir a Palencia en el año 2015 porque «tiene todo lo que un estudiante puede desear». Además, opina que la Universidad de Valladolid ofrece una «excelente experiencia docente e investigadora en silvicultura, tanto en el plano teórico como en el práctico». Asimismo, cree que su estancia como estudiante de doctorado le ayudó a obtener unas habilidades que le brindaron una interesante perspectiva en el mercado laboral de su país.

Por todo ello, Dejene no duda sobre la idoneidad de participar en este tipo de programas internacionales. «Recomiendo la experiencia a otros estudiantes etíopes. Aprender en un país extranjero amplía nuestros horizontes y está muy bien visto a la hora de valorar el currículum de cualquier persona», defiende. Respecto a sus planes más inmediatos, el profesor africano asegura que su plan es terminar la formación sobre el cultivo de hongos y trabajar de forma independiente en el laboratorio para familiarizarse con todos los aspectos prácticos de la materia.