Un bar con mucha Historia en Osorno

Carlos A. Linareses
-

Rufino Serna, una institución en la hostelería de la villa osornense, recibe el homenaje de sus vecinos tras años detrás de la barra

Rufino Serna y su esposa Cristi en el bar El Negro. - Foto: DP

Desde hace ya unos meses, de repente y lamentablemente por razones de salud, se produjo en Osorno la Mayor el cierre de un bar que los osornenses conocían desde hacía años y podían considerar histórico.

Ubicado en la calle Alfonso XIII, fue creado y llevado por Donato Aguado, hasta su lamentable pérdida. Él lo denominó bar El Negro y gozó de muy buena aceptación por parte de los vecinos de Osorno desde que abrió sus puertas.

Tras su fallecimiento tomaron las riendas de dicho establecimiento Rufino Serna y su esposa Cristi, quienes durante 33 años han estado atendiendo al público local, en su mayoría a jóvenes y menos jóvenes, a peñas, grupos de amigos, etc., hasta que un repentino golpe a la salud de Rufi impidió que esto continuara, llevándolo al cierre, entre la preocupación de sus clientes.

Al poco tiempo, ante la fama del local, ya conocido popularmente como Donde Rufi, alguien intentó reabrirlo, pero no funcionó. Y es que el bar no era lo mismo sin Rufi al frente y eso se dejó notar en el día a día.

CARIÑO. El buen hacer que Rufi y Cris desempeñaron en este tiempo que pasaron detrás de la barra de su establecimiento les hizo merecedores del cariño y reconocimiento de toda su clientela. Todos los años por estas fechas, en torno a su cumpleaños, Rufi obsequiaba a todo el mundo con una pancetada y chorizada. Su calle se llenaba de gente, una calle a la que alguien insinuó que se pudiera bautizarse como calle de Rufi & Cris. No se sabe qué recorrido actual tiene esa propuesta.

Recientemente, gestionado por las peñas locales, coordinadas por César, que siempre está trabajando al frente, se montó una comida homenaje con paellada y pancetada, a la que acudieron alrededor de 300 personas. En el transcurso de la misma, se hizo una cariñosa semblanza de Rufi, recordándole como componente del equipo de balonmano de Osorno de los mejores tiempos, también como pescador, cangrejero, y cómo no, por su afición por el Real Madrid.

Sin duda, un merecido reconocimiento a sus años de trabajo y servicio a los osornenses.