Arturo Bolado, arqueólogo director de la excavación realizada en la capilla de San Isidro de la catedral, explicó ayer que «se tiene un conocimiento puntual» de lo que hay en el subsuelo de la seo, que se asienta sobre «unos de los restos más importantes de la Pallantia romana, con niveles desde la época altoimperial -siglo I después de Cristo- hasta la tardía -siglo IV y V-)». «Los restos romanos suelen aparecer hacia un metro y medio y eso es lo que pensábamos que íbamos a encontrarnos bajo la catedral gótica», señaló, para añadir a renglón seguido que «la sorpresa ha sido encontrar un gran muro curvo en el que se abre una especie de cripta abovedada de la que no conocemos la totalidad de su desarrollo porque se prolonga hacia la calle». Según expuso, «tiene por lo menos cuatro o cinco metros de extensión hacia la calle del Hospital y también es muy posible que la prolongación acabe desembocando en la zona en la que están los restos conocidos de San Bernabé».
La excavación ha alcanzado «una cota bastante considerable», pero «con todo y con ello tenemos muchísimas dudas», incidió el arqueólogo. «Cuando hacemos una excavación y fechamos los elementos de muros nos basamos en los niveles que tapan esas estructuras. El problema es que aquí, en el siglo XIV cuando se hace la catedral gótica, ya se encuentran estos restos, se revuelven y todos los niveles que hemos encontrado tienen materiales tanto del XIV como romanos», comentó.
La excavación finalizó en un punto en el que la aparición del nivel freático impedía profundizar, comentó, y manifestó que «en un futuro podremos seguir con esta intervención -se están haciendo gestiones siga adelante- y completar la excavación y aclarar las dudas que tenemos sobre la cronología». El arqueólogo aseguró que son «muchas» las dudas sobre la cronología, así como su función, porque «hasta que no tengamos una visión más amplia será difícil saberlo». De «apostar» por una cronología, Bolado habla entre los siglos VI y X, «entre visogótica y prerrománica, más esta, pero no hay datos reales para afirmarlo».
Sí que cabe pensar, según arguyó el arqueólogo, que esta «especie de cripta es anterior a la construcción de la catedral gótica, por la propias características técnico-constructivas -son unos elementos muy antiguos y hay que relacionarlos posiblemente con la zona de la cripta de San Antolín y la zona del hospital de San Bernabé-, por la profundidad a la que han salido -muy inferior a la de la catedral gótica y la rómanica-, y el tipo de materiales -sillares tan enormes-, que solo se encuentran en la zona visigótica de la seo, y con San Bernabé por los dos capiteles sobre unos pilares monumentales». Además, esa cripta encontrada, que «no se sabe la función que tiene», si se prolonga su dirección hacia la calle «va a desembocar hacia estas columnas».
Con estos trabajos de restauración, también se hallaron enterramientos que, como indicó Arturo Bolado, «se realizaron cuando se rehace la capilla en el siglo XVI». Dos de ellos están «bastante bien conservados», precisó, y añadió que se hallaron por debajo de estos un osario enorme. «No tienen que ver con la cronología de los muros», concluyó.
Para dar cuenta del hallazgo, además del arqueólogo director de la excavación, comparecieron Ignacio Vela y Florentino Díez, arquitectos responsables del proyecto que se ejecuta bajo el paraguas del 1,5% Cultural y en cuyo marco se actúa en «la última capilla de la girola que quedaba por restaurar», la de San Isidro, donde se han encontrado «unos restos bastante sugestivos». «El conflicto que tenemos ahora es que las obras deben estar concluidas en febrero», señaló el deán de la catedral, Dionisio Antolín, quien informó de que «se está en contacto con otras instituciones para ver qué hacer con estos descubrimientos», asunto que «se tratará en una próxima reunión el 31 de julio». De lo que se trata es de preservar los restos de la «mejor manera posible»; el cómo «dependerá de la financiación y del tiempo que se pueda tardar en hacer esa obra», aseveró Díez.