Los responsables de Sanidad de la Junta de Castilla y León actualizaron ayer viernes los datos correspondientes a la situación del covid-19 en la Comunidad y estos corroboraron que lejos de mejorar han empeorado. En el caso de Palencia, de forma más preocupante, ya que si a fecha de 24 de mayo había seis pacientes ingresados en planta del hospital Río Carrión con diagnóstico covid positivo, la última actualización indica que el número de ingresos en el Caupa se ha duplicado (12) y además hay un enfermo en la Unidad de Cuidados Intensivos con coronavirus declarado.
Si ya de por sí, las noticias no eran buenas, el Gobierno regional confirmó un fallecimiento en los últimos 15 días, por lo que el número de óbitos en el complejo hospitalario palentino desde que se declaró oficialmente la pandemia asciende a 782. El resto hasta sumar los 1.637 contabilizados desde el inicio de la pandemia murieron en residencias o en domicilios particulares. Estos datos corroboran que en las últimas semanas, la tendencia ha ido cada vez más al alza y la tasa de contagios se ha incrementado, así como la de los ingresos hospitalarios.
VIGILANCIA. Así lo refleja el último informe del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA) del Instituto de Salud Carlos III, que se ha publicado este jueves con datos recogidos entre el 3 y el 9 de junio, y según el cual, la tasa de positivos en hospitales ha pasado del 25,1% al 33,2%, mientras que la de ingresos ha subido en un punto (de 3,7 a 4,2 casos/ 100.000 habitantes).
El Ministerio de Sanidad recomendó el viernes pasado seguir las pautas habituales para proteger a los más vulnerables. En un mensaje publicado en la red social X explicó que aunque los síntomas sean leves, es necesario seguir tomando determinadas precauciones. Detrás de este aumento de hospitalizaciones y contagios podría estar el avance de sublinajes de Ómicron.
En concreto, la subvariante de Ómicron A.2.86, conocida como Pirola, cuya incidencia ya fue notable en diciembre del año pasado. Además, meses antes, en agosto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la catalogó como «variante bajo vigilancia» para poco después elevarla a «variante de interés».