Begoña Macho es una de las primeras pacientes de la recién estrenada Unidad del Dolor de Atención Primaria de Palencia. Desde hace un año y medio sufre fuertes dolores en uno de sus pies como consecuencia de un esguince mal curado. Durante muchos meses recorrió consultas, diferentes especialistas, se sometió a infinidad de pruebas, pero nada dio resultado. «Cada vez que actuaban sobre él, se encapsulaba de tal manera que retrotraía la evolución y el proceso de mejora. Daba un paso para delante y tres para atrás», lamenta.
Sin embargo, hace menos de un mes, pudo ver por fin la luz al final del túnel. Los servicios médicos consideraron que su caso era uno de los más apropiados para formar parte de la nueva Unidad del Dolor ubicada en el Centro de Salud de La Puebla. «Estoy contentísima. Me parece un proyecto motivador, ambicioso y completamente diferente a otros. Tengo mucha ilusión y seguiré luchando», asegura.
Esta unidad, que persigue un cambio de paradigma en el tratamiento del dolor, está pensada para aquellos enfermos que padecen lesiones o molestias persistentes y que no responden bien a los tratamientos convencionales. De hecho, en estas instalaciones, los pacientes no solo realizan ejercicios de rehabilitación, sino que aprenden a 'despistar' al cerebro para poder controlar el dolor. «Los médicos creen que mi mente está protegiendo tanto al pie que no le permite curarse y, por eso, hemos cambiado la forma de trabajar. Confío en mejorar y curarme completamente».
Desesperación.
Como ella, muchos enfermos caen en la desesperación al ver cómo sus lesiones, lejos de mejorar tras la toma de medicamentos, siguen empeorando día a día hasta el punto de provocar problemas de salud más severos. Para evitarlo, en lugares como este reciben atención por parte de un equipo multidisciplinar formado por varios profesionales. «Todas las especialidades son necesarias. Cuando un paciente tiene un dolor crónico y severo necesita trabajar con varios sanitarios de forma simultánea para poder notar mejoría», explica Juan Carlos Laren Fraile, uno de los fisioterapeutas que trabajan en esta nueva Unidad del Dolor. Remarca que los tratamientos están pensados para obtener resultados a medio-largo plazo y, por lo tanto, «es pronto para cantar victoria pese a que algunos pacientes ya han notado una leve mejoría».
La terapia se enfoca en formar al enfermo para afrontar el dolor. «Por mucho que lo trabajemos, ese dolor siempre va a acompañar al paciente. Lo único que podemos hacer es suavizarlo y enseñar al paciente a convivir con ello», declara la directora de Enfermería de Atención Primaria, Pilar Solís. La capacidad resolutiva de estas medidas ha sido demostrada en numerosos estudios científicos.
Y eso es, por ejemplo, lo que le está ocurriendo a pacientes como Begoña. «Para mí ha sido un subidón tremendo. Esta unidad me sitúa cada vez más cerca de poder tener calidad de vida. Solo quiero vivir sin dolores», suplica. Y es que al dolor físico hay que sumar el desgaste mental y psicológico que supone para los enfermos el llevar meses y meses recorriendo consultas sin obtener siquiera una ligera mejoría en sus patologías. «Cuando entra en la unidad, llevan tiempo de peregrinaje y solo el venir aquí es un alivio. Tratamos de cambiar la forma de abordar el dolor para que el paciente sea una parte fundamental del tratamiento. Cuando ellos lo afrontan de una manera activa, es más fácil encontrar una solución entre todos», explica Javier López-Negrete, otro de los fisioterapeutas del centro.
Aquellos pacientes que han pasado por la Unidad del Dolor saben bien que es completamente diferente recibir un tratamiento para mitigar un dolor fuerte pero puntual, que uno que se prolonga durante más de seis meses. «No es ni más fácil ni más difícil para los profesionales sanitarios, pero sí es distinto. A veces se utilizan las mismas técnicas, pero no siempre funcionan y hay que adaptarse a las necesidades de cada persona», señala López-Negrete.
Sin embargo, la lucha de los pacientes no termina aquí y, después de formarse para lograr hacer un «afrontamiento activo del dolor», continúan trabajando en centros especializados para «no retroceder». De momento, Sacyl prestará este servicio en Villamuriel de Cerrato (centro de salud rural) y La Puebla (centro de salud urbano). Estas unidades, aunque se inauguraron el pasado 31 de diciembre, están todavía en fase de adaptación. Cuentan con dos fisioterapeutas, pero esta dotación de personal se irá ampliando a medida que se implante el servicio en más zonas básicas de salud de la provincia de Palencia. A día de hoy, faltan recursos humanos y materiales, pero una vez se consoliden, el objetivo es que puedan llegar a atender a más de 1.000 pacientes al año.