Honras fúnebres con antorchas

J.B.I.
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La XV Escenificación de la llegada del Cortejo de Juana I de Castilla y Felipe (El Hermoso) cita a 1.000 personas en el histórico hito torquemadino

Honras fúnebres con antorchas

La XV Escenificación  de la llegada del Cortejo Fúnebre de Juana I de Castilla y Felipe (El Hermoso) redondeó la tarde noche del sábado con una de las participaciones más altas de los últimos años, en torno a 1.000 personas. Para calentar el ambiente, que luego aderezaron las antorchas encendidas cuando el sol se metió del todo, el X Festival de Cerveza Artesana, con cinco fabricantes, y la inauguración del II Mercado Medieval, que contó con cuatro puestos de bisutería, dejaron un buen poso de ventas.

La jornada dispuso también de teatro de calle a cargo de Juglar Angi Piruleta, con el espectáculo de clown El gran show. Igualmente, hubo tapas en la plaza servidas por los restaurantes Catalina de Austria y Rompeolas y el bar San Isidro, cerrando una agradable jornada pasada la medianoche la música en directo de Charlotte Blues Band. «Ha sido uno de los años de mayor participación, con una tarde-noche de excelente temperatura y nos han acompañado miembros de la Asociación  Raíces de Cantabria que proceden de  Cartes, Tanos y Cabezón de la Sal, entre otros, así como de la Asociación Cultural Son de Laredo y Costureras Reales, todos ello vestidos con sus atuendos medievales. El ambiente ha sido excelente y los expositores de las dos ferias han salido muy contentos», apuntó el alcalde, Jorge Martínez.

La representación teatralizada de Torquemada -en cuyo cortejo participaron 120 personas con ropajes medievales- tiene su origen en la Nochebuena de 1506. Habían transcurrido ya tres meses desde el fallecimiento en la ciudad de Burgos del rey Felipe I de Castilla (El Hermoso), pero la reina Juana I de Castilla (La Loca) seguía en sus trece de conducir el féretro de su esposo hasta Granada en un cortejo fúnebre que recorrió la península de norte a sur.

Honras fúnebres con antorchasHonras fúnebres con antorchasLos vecinos de la época estaban en plenas celebraciones navideñas cuando aquella comitiva hizo su entrada en la localidad por su famoso puente de 25 ojos sobre el río Pisuerga. ¡Abran paso al cortejo real! debió escucharse en aquel momento en un pueblo en el que la reina parecía sentirse muy a gusto, ya que estuvo por espacio de más de tres meses, hasta que un brote de peste precipitó que continuara su viaje hasta tierras andaluzas. Pero no todo fueron desgracias para Juana durante su estancia en Torquemada, ya que dio a luz a su hija Catalina de Austria, futura reina consorte de Portugal, siendo bautizada en el pueblo por otro personaje ilustre de la época, el cardenal Cisneros. 

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De forma didáctica se explicaron todos estos episodios con una cuidada puesta en escena. La entrada por el puente fue iluminada tan solo con antorchas, a imagen y semejanza de lo que ocurrió allá por el sigo XVI. De allí pasaron a Santa Eulalia, donde se recreó el nacimiento de Catalina (el papel lo encarna siempre un niño nacido en el pueblo ese año, en concreto Héctor Escudero) y, ya en la plaza de España, los vecinos despidieron a la reina con una breve narración sobre la vida de su hija, la torquemadina más universal.