Obras de toda una vida

DP
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En Villabellaco, su localidad natal, puede visitar el Museo y Casa-Taller de Herminio Revilla, en el que muestra más de 600 esculturas y unas 6o maquetas móviles, realizadas a lo largo de más de 60 años dedicados a esculpir madera que ll

Obras de toda una vida - Foto: DP

Sé un poco de electricidad, un poco de electrónica y un poco de madera, porque en esta vida, por mucho que se sepa, es mucho más lo que se desconoce», afirma Herminio Revilla, artífice junto a su esposa Carmen Gómez del museo y casa-taller que tienen en Villabellaco, el lugar donde nació, y «eso lo hace especial». Inaugurado el 28 de julio de 2013, forma parte de la Red Museística de Castilla y León como Centro de Interpretación del Patrimonio Cultural. «Cada rincón es un recuerdo, y cada recuerdo un homenaje; aquí es donde he encontrado mi lugar de creación. Aquí he gestado toda mi obra y aquí han retornado todas mis creaciones», asevera.

El matrimonio se embarcó en la aventura en Aguilar de Campoo, donde el sótano de su casa fue el punto de partida de este museo, que «fue creciendo y creciendo» y  de un local comercial de su propiedad en la villa galletera pasó a Barruelo de Santullán, donde estuvo la sede entre 2001 y 2013, «año de proyectos y cambios en el que conseguimos reunir mis trabajos, de nuevo en casa, en Villabellaco», cuenta.

 En este museo y casa-taller,  que como recuerda su creador y promotor luce con pundonor la divisa  Arte en madera y movimiento, el visitante descubrirá un sinfín de tallas, más de 600, surgidas de maderas nobles autóctonas. «Roble, fresno, nogal o arce que estas humildes manos han devuelto a la vida, para dar a conocer todo aquello que era cotidiano entre nuestros abuelos. Utensilios, personajes, situaciones y herramientas de trabajo que nos acercan a lo que fue la vida en el valle de Santullán y Campoo», expone Revilla. «Utilizo todo tipo de madera que cae en mis manos, sin copiar a nadie», incide.

Obras de toda una vidaObras de toda una vida - Foto: DPEl visitante se adentra en el pasado más reciente por medio de esculturas que reflejan una España rural común (en el caso de la Montaña Palentina).  Utensilios (hoy en desuso), vestimentas, aperos, actividades y oficios que conformaron la vida de nuestro pasado más cercano, recuperada en esta ocasión, a través de las manos del artista y de la madera como materia prima. La intención del autor no es otra que deleitar y homenajear a las personas que, hoy en edad avanzada, compartieron idéntica forma de vida.

Relata Herminio Revilla que son más de 60 años, «toda una vida dedicado a ello», los que están detrás de estos trabajos, y es que «algunos son de cuando tenía 10 años».  Como  fuente de inspiración para el desarrollo de este museo cita a Eugenio Fontaneda, de quien quiso seguir su ejemplo.

En el capítulo de obras que destacar, hace referencia a una escultura a tamaño real de su esposa Carmen, de quien ha tenido siempre apoyo, respaldo e interés común. «La hice hace  29 años y es en la que más suerte tuve», comenta. Hace referencia también a El paso humano por el planeta Tierra, que ha sido «el trabajo más laborioso, y es que tardé en su ejecución casi tres años, con movimiento»; o una alegoría de la Montaña Palentina realizada en una olma que «menos de 300 años no tiene y murió de grafiosis». 

Obras de toda una vidaObras de toda una vida - Foto: DPmaquetas. El visitante podrá disfrutar de varias maquetas móviles que muestran las actividades y los oficios, muchos hoy desaparecidos, de esta zona de la Montaña Palentina. Son más de 60, todas con un pulsador,  que reproducen «cosas que vi en mi juventud, como los batanes, y en el Canal de Castilla hay muchos», explica.  Accionadas individualmente por cada visitante mediante un pulsador, están creadas a escala y permiten conocer ciertos oficios y labores extinguidos por el gran avance tecnológico. Hay maquetas movidas por agua (Canal de Castilla, fábrica de harinas, herrería de Compludo, ferrería, batán, molino harinero...) y otras por electricidad (matanza del cerdo, trillando, caldera de vapor, nacimiento del pollito, escombrera del carbón...). «Que un niño entienda qué es un molino, o un batán, cómo se herraba una vaca, para qué se utilizaba un martillo pilón, o cómo nace un pollito, le acercará al pasado y le ayudará a analizar y a comprender el presente y el futuro de esta comarca de una forma didáctica y divertida», afirma. 

Todas la obras aparecen acompañadas de un breve texto o dicho popular, cuya pretensión es mostrar lo que el artista ha deseado transmitir en su obra.

El patio de las energías, ubicado dentro del portalón de la casa, es también una zona didáctica y divertida para entender todo lo relacionado con ellas.

El público también puede ver   una colección de radios antiguas, todas en funcionamiento, y diferentes aparatos electrónicos que, por supuesto, se encarga de mantener.

«¿Qué ocurrirá con el museo cuando nosotros ya no estemos?». Es la pregunta que llevan formulándose mucho tiempo. «Consideramos que nuestro museo es un importante recurso turístico para la Montaña Palentina. Nos gustaría que siguiera con vida y, por eso, insistimos en la necesidad de que alguien se haga cargo de él», asevera Herminio Revilla. «Hemos vivido para crearlo, queremos que las instituciones  lo conozcan, que se apoye y que no se pierda, que el día que nosotros no podamos siga adelante», incide. 

La mayoría de las personas que se acercan a conocer el museo proceden de la provincia, sobre todo de la capital; también de Burgos y Cantabria.