El periodista, historiador y fotógrafo Wifredo Román y la diseñadora Leticia Caballero son los repsonsables de escenificar la esencia del 35 Aguilar Film Festival. Su cartel promocional, que sigue la estética que estará presente en las próximas ediciones hasta 2027, consta de nueve retratos de otros tantos vecinos de la localidad aguilarense, de entre los 12 y los 70 años de edad, quienes se convierten en «los mejores embajadores» de la cita cinematográfica.

¿Cómo se les ocurrió la idea?
Wifredo: Nos lo planteó el director del festival, Jorge Sanz. Tocaba cambiar la imagen y nos propusieron a Leticia y a mí hacer un trabajo conjunto de fotografía y diseño en el que aparecieran los rostros de los vecinos para vincular el festival a la gente de la localidad. A partir de ahí, el desarrollo del trabajo es nuestro. 

De cara a los vecinos del pueblo, se consigue una imagen sugerente en la que puedes ver a gente que conoces, ya sean compañeros de clase, dependientes de un supermercado o camareros de una cafetería. De cara al exterior, la imagen genera curiosidad sobre quiénes serán los rostros que aparecen y por qué están ahí.

Leticia: La idea era expresar cómo es la ciudadanía de Aguilar de Campoo. Valoramos cuáles podían ser las opciones: fotografía de cuerpo entero o retratos, uso de colores, el blanco y el negro, etc. En función de eso, decidimos el grafismo.

Wifredo, como fotógrafo, ¿en qué ha decidió enfocarse?
La sesión fotográfica partió de lo más básico. Luego, se fueron añadiendo otros elementos, como jugar con el Águila de Oro, hasta ir introduciendo ideas cada vez más complejas. Incluso terminamos con fotografías improvisadas en las que los retratados proponían cosas. 

El resultado surge de elegir en todo ese proceso las imágenes más sugerentes, expresivas y originales. La expresividad viene dada por la boca, aunque también he optado por integrar las manos en los retratos, lo que que sugiere un relato. Por ejemplo, en una foto se hace la imagen del silencio, lo que sirve para escenificar el inicio de las sesiones, en el que hay que estar callado; en otra foto aparece un pintalabios, que representa la preparación para la ocasión; o el caso de las miradas al horizonte, que sugieren que algo, en este caso el festival, está llegando. 

Leticia, cómo diseñadora, ¿qué ha querido destacar en el cartel?
A mí me gusta reflejar el movimiento. La tipografía del número 35 y las siglas AFF son dos superpuestas. Como el cine es movimiento, me he basado en esa idea.

Antes, el cine empleaba fotografías fijas. Se proyectaban 25 cada segundo para generar esa sensación. 

¿Cómo se ha compaginado el trabajo de ambos?
W: La clave ha sido tener claro que cada uno iba a ser el protagonista en una parcela del proceso de trabajo. Yo he tenido total libertad para la selección de las fotografías y del espacio para hacerlas. A partir de ahí, cuando estaban las imágenes listas, se las entregué a Leticia y, desde ese momento, supe que la protagonista y la que iba a tomar la dirección del trabajo era ella.

L: Hemos tenido comunicación y nos hemos dado libertad mutuamente. Yo le dije a Wifredo que trabajara para sentirse orgulloso y representado como fotógrafo. A mí me dijo lo mismo. Hemos confiado el uno en el otro. Al final, nos conocemos desde hace muchos años porque ya llevamos muchas ediciones trabajando en el festival.

¿Están contentos con el resultado?
W: Sí. Es verdad que, al ser el primer año, jugamos con la pequeña ventaja de que es una cosa novedosa, y eso ya implica que sea llamativo. Los años siguientes habrá que cambiar elementos.

L: Nosotros estamos contentos, aunque, cada vez que lo miro, veo detalles que quiero mejorar. Queríamos una imagen fresca y limpia que mostrara los retratos y creo que lo hemos conseguido.