Corría el año 1999 cuando el vallisoletano Pablo Requejo García, estudiante del tercer curso de la Licenciatura en Periodismo, observó que Diario Palentino ofertaba prácticas de verano en la sección de fotografía y decidió presentarse. «Cuando estaba en la carrera me gustaba probar de todo y esa era una de las opciones. Era poco común que un periodista se dedicase a la fotografía, pero a mí me apetecía», recuerda. Esta primera etapa, que empezó «sin saber coger una cámara» fue buena, tanto que a ese período de becario le siguieron más meses de formación en el decano de la prensa provincial hasta alcanzar el año y medio de currículum, siempre con la cámara de fotos presente. Finalmente, se decantó por apretar el disparador y dejó de lado el cuaderno, la grabadora y el bolígrafo. Todo por su aprendizaje en el Diario.
«Fue una experiencia tan determinante que llegó a marcar mi vida. Fue el despertar de todo lo demás. Descubrí un mundo que me encantó y tuve unos tutores que gracias a los cuales he desarrollado mi carrera profesional exclusivamente como fotógrafo», asegura Requejo, que, posteriormente, trabajó en DP, en la Agencia Ical, Diario de Ávila (donde fue jefe de la sección de Fotografía) y La Estafeta de Navarra, todos ellos pertenecientes a Grupo Promecal. Desde 2005 forma parte de una agencia de fotografía que creó en Valladolid. De aquella época de veinteañero recuerda que abrió los ojos y se «comió el mundo con cualquier cosa». «Iba a hacer cualquier tema y era una experiencia alucinante. Me valió para aprender a todos los niveles», expone.
De hecho, a los jóvenes estudiantes en la actualidad les recomienda «que tengan hambre». «Todos trabajamos por dinero, pero en esta profesión, a nivel de prácticas no tiene que serlo. La gente que se queda en los periódicos no sé si es la que mejor escribe, pero probablemente sea la que le echa más ganas y la que se esfuerza. Y el secreto es ese. Ahora mismo estoy donde estoy, entre otras cosas, por el trabajé en su día en DP», comenta.
De las fotos que hizo aún almacena muchas, como la primera que le encargaron, que era una imagen para ilustrar una información sobre una promoción de esta casa. «Es decir, era una foto de un señor comprando el periódico en un quiosco», detalla. Por otro lado, explica que en aquel momento Palencia apadrinaba un destacamento del Ejército que fue enviado a la zona de los Balcanes, que salía de las guerras que se produjeron fruto de la desmembración de Yugoslavia. «Hicieron un desfile en la ciudad y, luego, el alcalde, que era Heliodoro Gallego, les visitaba. A mí me tocó ir y estuvimos en Mostar y Sarajevo (Bosnia), y otras ciudades de Croacia en un viaje relámpago de dos o tres días. Pero para mí fue increíble y algún tengo esas imágenes», comenta.
Y también guarda en su memoria muchas anécdotas. «Fuimos un redactor y yo en una ocasión a hacer un reportaje a un pueblo, donde estaba un misionero de Chile. Llegamos allí, nos presentamos y explicamos que éramos del DP, pero el señor, que vivía en allí, dijo: ¿sos vos los que venís a hacer la interview? [entrevista en inglés]. Era una época en la que se publicaba Interviú y el compañero respondió: ¡no!, ¡no!, ¡no!, ¡no! Somos del Diario Palentino. Casi se me cae la cámara de la risa», rememora. Además, cita algún enfado del fotógrafo Óscar Navarro porque, en sus inicios, hacía los partidos de fútbol y sacaba a los jugadores de espaldas» o el día que conoció a Fernandito El Librero, que ya se había fijado en él y se presentó al fotógrafo diciendo: «Hola, ¿tú eres Pablo Requejo?»
Además, comenta que cuando dejó la redacción de DP, Carmen Centeno le regaló un peluche que aún conserva en su despacho. Menos material, pero también igual de importante, es el aprecio que tiene a redactores de aquellos años, como Jorge Cancho, Benito Iglesias, Sonia Arnuncio, José Antonio Mota, Lauren Merino o Mariano Valero.
ASPECTO PERSONAL. Pero sus recuerdos van más allá del trabajo que se plasmó en el periódico. Y estos son alegres, especialmente muy alegres y, en muchos casos, perviven más de dos décadas después. «Viví por primera vez fuera de casa, gané un sueldo y me junté con grupo de compañeros que veníamos de Valladolid y otras amistades que hice allí», explica el vallisoletano tras citar nombres como el de Daniel Pascual, Patricia Velasco, Pablo Álvarez, Luis Cabañes, Esther Marín, Óscar Navarro; Elena Laya o Ana Pobes. «Me quedo con el aspecto humano. Coincidimos un grupo de gente muy bueno. A día de hoy seguimos siendo amigos, nos seguimos viendo y manteniendo el contacto», añade.
En este punto, detalla que formaba parte de una cuadrilla de becarios que por la mañana «curraba mucho» y que más allá del horario laboral se reunía «para tomarse una caña». «Mi relación con Palencia era la gente del periódico y, por tanto, la veía dentro de la redacción. Con Cabañes fui a pescar cangrejos al río y con los compañeros a las piscinas de Villamuriel. De aquella experiencia en DP me quedó con el aspecto humano», concluye.