Ateneo de Madrid, germen del primer feminismo

Javier Villahizán (SPC)
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La institución ilustrada y librepensadora fue el origen en España del movimiento en defensa de la mujer, una entidad que contó en el siglo XX con nombres de la talla de Clara Campoamor o Victoria Kent

Retrato de Clara Campoamor inaugurado en 2022 en el Ateneo en Madrid por el 50 aniversario de su muerte. - Foto: EFE/Sergio Pérez

España vivió hace dos siglos un auténtico revulsivo cultural e intelectual de la mano de una institución librepensadora que puso los cimientos de un incipiente movimiento feminista y que fue refugio de estudiosos, filósofos, escritores, creadores y poetas. El Ateneo de Madrid, que este año celebra sus 200 años de existencia, fue un espacio de libertad para todo tipo de pensadores que ansiaban debatir y contrastar ideas. 

Hoy es difícil concebir lo que podría significar un ágora como el Ateneo madrileño a principios del siglo XIX o del XX, un foro que lejos de ser elitista era un centro de conocimiento de primer orden. En él había conferencias, exposiciones, charlas, debates, tertulias... y era, sobre todo, un centro de poder intelectual, es decir, lo que hoy llamaríamos un think tank, una especie de foro de todos los movimientos culturales y sociales que llegaban del resto de Europa.

Pero, sobre todo, el Ateneo fue un banco de pruebas de las corrientes feministas durante la centuria pasada, como el papel de la mujer en la sociedad, el voto femenino, las primeras mujeres que entraron en política o el arte.

Precisamente una de las primeras ateneístas fue Clara Campoamor, una pionera y activista que junto a Victoria Kent se convirtieron en abanderadas del voto femenino y del sufragismo, además de ser elegidas en 1931 diputadas a las Cortes por primera vez en la Historia de España.

De hecho, la abogada y ensayista ya había dejado escrito en uno de sus textos un revolucionario anuncio que se convertiría en consigna en defensa de la mujer en la res publica. «Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras» sentenció la activista.

Ese espíritu inconformista y de cambio que vive el país en la primera mitad del siglo XX, desde un punto de vista social y político, es recogido por un incipiente Ateneo, que a través de conferencias y simposios muestra los primeros encuentros sobre feminismo o el primer intento de estructurar un movimiento de la mujer en España.

Tras años familiarizada con el entorno de los ateneístas, formando parte de sus reuniones, charlas y cursos, en 1930 se convierte en la primera mujer en entrar a la Junta de Gobierno del Ateneo, junto a figuras como Gregorio Marañón o Manuel Azaña. 

Su llegada a aquel cargo despertó en Campoamor el interés por la política, un compromiso ineludiblemente marcado por la primera ola del feminismo en España. 

Acompañada de otras ateneístas como Margarita Nelken, María Lejárraga, Victoria Kent o María Martínez, Clara Campoamor se convierte en una ferviente defensora de la filosofía del Ateneo, de sus tertulias, debates y su polémica dialéctica.

Residencia de Señoritas

Además del Ateneo, a principios del siglo XX empiezan a surgir en España distintas instituciones relacionadas con la mujer y el feminismo en donde las ateneístas tendrán un papel destacado. Así, a mediados de la década de 1910 se funda la Residencia de Señoritas, el primer centro oficial destinado a fomentar la enseñanza universitaria para mujeres. El organismo, que fue un importante foco de inspiración femenina, estuvo dirigido por María de Maeztu, con quien Clara mantuvo una gran amistad, así como con la Premio Nobel en Física y Química Marie Curie.  

Otro organismo difusor de cultura con la que el Ateneo tenía excelentes relaciones fue el Lyceum Club, donde Campoamor imparte clases de derecho matrimonial y ofrece conferencias.

Con todo este extenso recorrido de dos siglos de sabiduría y después de convertirse en epicentro intelectual y feminista de la sociedad española, el Ateneo de Madrid revive de nuevo en el siglo XXI con nuevas y arriesgadas propuestas científicas, literarias y filosóficas. 

Una centuria más, este emblemático edificio modernista inaugurado por Alfonso XII en 1884 en el casco histórico de la capital avanza hacia la libertad de pensamiento y de creación. Como ratificó el Rey Don Felipe en el marco del bicentenario de esta institución, el Ateneo supone «reafirmar la cultura y la ciencia como motores de cambio y de progreso».