Los tres golpes de gallardete resonaron en la portada gótica de la iglesia de San Miguel como tronaron los toques de tararú que anunciaron la traición de Judas. La procesión del Prendimiento, una de las más representativas de la Semana Santa capitalina, ayer volvió a representar la captura del Hijo de Dios en el huerto de los Olivos, una escena que no por repetida pierde un ápice de dramatismo de año en año.
Bajo la lluvia, a pesar del frío y ante la atenta mirada de los cofrades de la penitencial de Jesús Nazareno y la Virgen de la Amargura y de la Archicofradía de Jesús de Medinaceli, las organizadoras de este desfile procesional, y arropados por multitud de hermanos y público, la voz del vicario parroquial de San Miguel, Tirso Castrillo, fue la que dio comienzo a la representación del prendimiento al pronunciar las palabras de Jesús.
«Levantaos, ya está aquí el que me entrega», se escuchó a las puertas de San Miguel, seguido de la orden de «¡Prendedle!». Fue en ese momento cuando el gallardete golpeó con fuerza la puerta de la iglesia por primera vez, a lo que siguió el toque del tararú. Una combinación que se repitió un total de tres veces, tantas como Pedro negó a Jesús antes del amanecer, tantas como traiciones ejecutó Judas, «a Cristo, a la amistad y al beso», tal y como explicaron los encargados de dramatizar este momento, el periodista Juan Francisco Rojo y el sacerdote Pedro Brouilhet.
El Cautivo encara su Pasión - Foto: Sara MuniosgurenEste año, el nazareno encargado de protagonizar este momento prefirió mantener su identidad en secreto, y es que suele ser habitual que para el cofrade que lleva a cabo los tres golpes de gallardete este momento tenga un significado muy personal.
Las puertas de la iglesia de San Miguel se abrieron de par en par para dejar salir al Cristo de Medinaceli, pero no pudo ser. La lluvia hizo acto de presencia y la Archicofradía decidió que la talla no saliese del resguardo del templo.
Allí, a los pies de la talla anónima del siglo XVII, se depositaron los grilletes, los clavos y la corona de espinas. Símbolos de la Pasión que padecerá el Hijo de Dios los próximos días. Mientras se llevaba a cabo esta parte de la procesión, la Banda Municipal de Música interpretó el Himno a Jesús de Medinaceli, sin duda parte importante de la banda sonora de la Semana Santa de Palencia.
El Cautivo encara su Pasión - Foto: Sara MuniosgurenEn el exterior de la iglesia esperaba también el otro paso que participaba de la procesión del Prendimiento, La traición de Judas, una talla de Carlos Guerra del Moral que el año que viene cumplirá 20 años y que representa el momento en el que el apóstol expone al Hijo de Dios ante el juicio del sumo sacerdote y la posterior condena de Pilatos.
Durante un momento, los responsables de ambas cofradías esperaron a ver si la lluvia paraba. No lo hizo y se decidió suspender en este punto la procesión.
Fue el hermano mayor de la Archicofradía de Jesús de Medinaceli, Luis Casalduero, el que anunció al público presente la decisión «por el bien de las tallas y de los estandartes de las cofradías». Acto seguido, invitó a los presentes a entrar en el templo, donde la banda de cornetas y tambores de la cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo (Valladolid), la del Santísimo Cristo de la Misericordia y de la Jesús Nazareno y la Virgen de la Amargura interpretaron varios temas musicales.
De esta forma, no se pudo completar el recorrido previsto por la calle Doctrinos hacia la iglesia de la Compañía para encarar la calle Mayor hasta San Pablo, ni tampoco el saludo a la Virgen de la Piedad, como ha sido tradición.
La lluvia, que antes hizo aparición de forma más leve, no impidió que el desfile procesional partiese de la capilla de Jesús Nazareno a las 20 horas y que este año estrenó recorrido. Desde la plaza de San Pablo se dirigió a la calle de Santo Domingo de Guzmán y desde allí a la plaza de las Carmelitas para acceder a la plaza de la Inmaculada. A través de Santo San Pedro, el desfile religioso llegó a la calle Mayor Antigua, donde recuperó el recorrido de otros años hasta la iglesia de San Miguel.
El precipitado final de la procesión tras el acto del Prendimiento -la última vez que se suspendió esta procesión fue en 2013- seguro que fue también un sinsabor para los hermanos de las cofradías invitadas, la cofradía del Santo Sepulcro Jesús Nazareno de Baltanás y la Jesús Nazareno y la Quinta Angustia de Paredes de Nava, pero, sobre todo, lo fue para los cofrades de ambas hermandades y para el público presente.