El único de los tres decretos que fracasó en el agitado y desquiciante pleno del pasado miércoles fue el de Yolanda Díaz. El que abanderó la líder de Sumar, su reforma del subsidio de desempleo, fue el que hizo caer Podemos, mientras que los dos firmados por la parte socialista del Gobierno se salvaron, en una vendetta de los morados (ese plato que siempre es mejor comer frío) que ha dejado a la vicepresidenta segunda tocada dentro del Ejecutivo.
Podemos se cobró así el cúmulo de agravios que arrastraban desde que Yolanda Díaz empezó a montar su proyecto político sin contar con ellos y dejándoles al margen desde hace más de un año, con una maniobra en la que queda claro que la ministra de Trabajo no es su interlocutora y que van a llevar al límite su autonomía política.
Un posicionamiento que la extitular de Igualdad y secretaria Política de Podemos, Irene Montero, resumió en una frase: «Si en el Gobierno sólo manda Pedro Sánchez, en el Parlamento no».
La vicepresidenta y líder de Sumar, Yolanda Díaz - Foto: Europa PressAdemás, en una doble carambola, consiguieron desarmar a Díaz en el Ejecutivo, que ya en su momento, cuando Podemos rompió con Sumar para irse al Grupo Mixto, el pasado 5 de diciembre, hubo quien advirtió que la vicepresidenta no había gestionado bien las discrepancias con los morados, a los que habían dejado sin Portavocías en el Congreso (tampoco las tienen IU y Más País) y sin ministerios.
Preveían ya que les caía encima un problema aritmético más con el que no contaban y eso les preocupaba de manera especial.
En Ferraz, consta que nadie dedicó un minuto a llegar a un consenso con Podemos, porque en la cúpula socialista presuponen que esa tarea corresponde (al menos en teoría) a Yolanda Díaz. Ahí falló y el PSOE atisba ya una vía de agua.
La política gallega acusó el aguijonazo y ayer trató de retratarles junto a PP y Vox por tumbar su reforma del subsidio de desempleo. «Podemos ha golpeado a los trabajadores de mi país de la mano de Vox y del PP», manifestó Díaz, al tiempo que intentó minimizar el alcance de la herida. «Solo me afectan personalmente las cosas de la gente que quiero», subrayó.
Su formación salió a arroparla denunciando que el «odio personal» de Pablo Iglesias contra ella está detrás del no de Podemos en la Cámara a su decreto. «Estamos ante un juego de vendetas», indicó convencida la portavoz parlamentaria, Marta Lois. Del mismo modo, Aína Vidal, de los comunes (integrados en Sumar), también cree que se trata de una venganza al afirmar que ni el expresidente morado ni ningún otro líder de Podemos «con inquina personal hacia Yolanda Díaz» tienen derecho a jugar «con el pan de la gente».
Iglesias recogió el guante y tildó de «estupidez» criticar que Podemos votó igual que PP y Vox y defendió que el voto en contra de los morados fue por motivos muy distintos a los de la derecha, como ya pasó en su día con ERC y Bildu en el caso de su reforma laboral.
«Eso es una estupidez. Lo grave es que Díaz llamara al portavoz del PP, Borja Sémper, para negociar con los populares sobre ese decreto, pero no lo hizo con Ione Belarra. No ha querido negociar con la izquierda», le reprochó.
Con ese mismo tono crítico, la dirigente de Podemos y exministra de Igualdad, Irene Montero, replicó al Gobierno que si pretende contar con los votos de sus cinco diputados para sacar adelante medidas en el Congreso tiene que renunciar al «trágala» y a olvidarse de a pedir el apoyo a cambio de nada. Dicho esto, subrayó que no piensan negociar recortes en alusión a Díaz.