Las traducciones de la escritora y traductoraBerta Vias Mahou han permitido a los lectores españoles disfrutar de las obras de Joseph Roth, Ödön von Horváth o Stefan Zweig, entre otros. De este último autor versa la exposición itinerante inaugurada el pasado día 5 en el centro cultural Lecrác, Stefan Zweig. Autor universal.
Su trayectoria como escritora le ha otorgado importantes reconocimientos, como el premio Dulce Chacón que ganó en 2011 o el Premio Torrente Ballester en 2014.
¿Decidió usted traducir las obras de Stefan Zweig o fue algo fortuito?
Cada autor tiene un proceso diferente. Hay personas que solo responden encargos. En mi caso es más bien combinado. Soy muy maniática y, si un autor no me gusta, no me interesa traducirlo. Empecé traduciendo a un autor austrohúngaro que propuse yo, Ödön von Horváth.
Sabía de la existencia de un libro de Stefan Zweig que no estaba traducido al castellano: Castellio contra Calvino. Conciencia contra violencia, que relataba un momento importante. Calvino, el tirano de Ginebra, mandó matar al filólogo y traductor español Miguel Servet. Sebastián Castellion, que era francés, decidió confrontar a Calvino para defender a Servet. Comenzó a escribir tratados en favor de la tolerancia, incluso antes que Voltaire.
Me llamó mucho la atención el libro y me puse en contacto con el editor de Acantilado. A partir de ahí, me dijo que le gustaba mi trabajo y seguí trabajando con la editorial. Algunas traducciones me las proponían ellos y otras yo.
También ha traducido varios libros de Joseph Roth
Con ese autor hay más interés por mi parte que con Stefan Zweig, ya que me siento más identificada con él. Zweig me interesa por su postura humanista y su generosidad, pero como narrador tiene más fuerza Roth.
Acabo de traducir un libro que espero presentar en Palencia: Gabinete de curiosidades, de la editorial Ladera Norte. Es una recopilación de artículos del autor inéditos en castellano que reflejan su época.
¿Por qué quiere presentarlo en Palencia?
Tengo pasión por la provincia. Hace dos años, presenté mi última novela en la librería Ateneo. La gente me trató de maravilla y, cuando volví el día 5, también. Me siento muy a gusto cada vez que vengo.
Dejé un ejemplar de este libro en la biblioteca de Lecrác. A lo mejor hago una escapada en algún momento y lo presento allí.
¿Siente mayor responsabilidad cuando traduce la obra de otro autor que cuando escribe la suya?
Te sientes más constreñido cuando traduces, especialmente cuando eres como yo: un traductor que se preocupa por la literalidad. Sirve mucho ser escritor y lector para traducir. Es más útil saber escribir bien en tu propio idioma que saber a la perfección la lengua de la obra original que estás traduciendo.
Siento mucho la presión por querer ser lo más fiel posible. Si bien cuando escribo mi propio libro también la siento, si me traiciono lo hago a mí misma y a nadie más. Duermo mucho peor cuando estoy traduciendo que cuando estoy escribiendo por mi cuenta.
Por lo que comenta, es necesario ser primero escritor para ser traductor literario
No es una cosa matemática. Puede haber personas que no sean escritores pero traduzcan bien y viceversa. Aun así, es una condición buena.
¿Qué trabajo le gustaría traducir?
Uno de mis autores favoritos es Kafka y no le he traducido nunca.
Aunque me voy haciendo mayor y la idea cada vez me aterroriza más, me gustaría traducir La Marcha Radetzky. Por otro lado, una amiga siempre me dice que tengo que traducir El hombre sin cualidades, de Robert Musli, pero son cuatro tomos y me llevaría casi una vida.
¿Cuánto tiempo tarda en traducir una obra?
No suelo traducir con un límite de tiempo corto porque no me gusta hacerlo de forma seguida. Hay gente que hace traducciones en un mes. Así puede ser que salga rentable pero, para mí, ni traducir ni escribir son cosas que me guste hacer deprisa.
¿Cree que la profesión de los traductores está bien valorada?
En eso se ha avanzado bastante. Ya hay editoriales que ponen el nombre del traductor en la portada con una importancia casi tan grande como la del propio autor.
Pasa lo mismo con la escritura. A los autores conocidos se les pone en todos los lados y cada vez ganan más, pero a los que ganan menos casi no se los ve por ningún sitio. Eso no significa que sean peores que otros.