José María Pérez Peridis suma desde ayer un nuevo reconocimiento a su extensa lista de premios que ha recibido a lo largo de su carrera. No obstante, este es, si cabe, más especial que otros al nacer del cariño y respeto de un pueblo que lo admira como Aguilar de Campoo, que tuvo un recuerdo especial para él «por su gran aportación al desarrollo cultural y económico de la villa galletera y el apoyo a las tradiciones locales».
El ilustre arquitecto y dibujante fue el protagonista indiscutible de una tarde en la que sonaron por el pueblo castellanas, montañesas, habaneras o boleros, interpretados con gran acierto a varias voces por la quincena de integrantes (14 y un director) que componen Ronda Aguilar. Folklore popular en su viva esencia en una nueva edición de Las Marzas, en la que se nombró Marcero Mayor a quien recuperó el esplendor del monasterio de Santa María la Real, en ruinas cuando se propuso salvar al cenobio de su desaparición completa.
Emoción en estado puro durante la imposición a Peridis de la boina, el fajín y la vara, elementos distintivos de esta formación vocal masculina. Tan especial fue este momento, que reunió a decenas de vecinos de la villa galletera en la plaza de España, con la colegiata de San Miguel como testigo.
Su elección fue por unanimidad, como viene haciéndose desde que se creó este título honorífico en 2008, con el que se da mayor realce a esta «tradición milenaria» de territorios periféricos como la Montaña Palentina, donde se ha mantenido con el paso de los años gracias a grupos como Ronda Aguilar, que se mantiene cada edición fiel a esta cita con la que se da la bienvenida a la primavera y se deja atrás el crudo invierno norteño.
«La romanización cambió el calendario, porque antes el año comenzaba en marzo. Pero ni los cántabros ni los astures se relegaron y lo mantuvieron», manifiesta orgulloso de esta herencia popular Ángel Pérez, secretario de Ronda Aguilar.
relevo generacional. En su afán porque la tradición no se pierde, no son pocos los conciertos que el grupo ha ofrecido en los colegios e institutos de la localidad para que la tradición de LasMarzas gane adeptos entre las nuevas generaciones. Y es que, el relevo generacional es uno de los handicaps de esta tradición que se quiere mantener, acaso, con la entrada de voces femeninas a los grupos.
En este punto, Pérez considera «muy necesario» para que la juventud coja el testigo, que las administraciones se impliquen con la organización de concursos que logren «despertar el gusanillo» para que se formen nuevos grupos.
Un ejemplo lo encontramos en Burgos, donde el día 23 (19 horas) tendrá lugar el Festival de LasMarzas, con la participación de 350 bailarines y 100 músicos de una decena de formaciones. La cita tendrá represetación palentina de la mano de la Asociación Cultural JorgeManrique.