Siete personas fallecieron en incendios de viviendas en 2023 en Castilla y León, el cuatro por ciento del total nacional, donde la cifra se elevó a 173, debido, fundamentalmente, a las 32 víctimas morales anotadas en Andalucía, las 31 de Cataluña y las 27 de la Comunidad Valenciana, que entre las tres acumulan más de la mitad de los fallecidos en este tipo de siniestros.
Un estudio de la Fundación MAPFRE y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB) establece que la cifra nacional es la segunda más alta desde 2010. En la comunidad, cuatro de los fallecidos son mujeres y tres, hombres. Todos ellos tenían más de 50 años. Además, agosto fue el mes con más casos, con dos pérdidas humanas, y el martes, el día más negro, con tres. Igualmente, también tres de estas muertes se produjeron, según el estudio, entre las 16 y las 20 horas.
Cuatro de los fallecidos perecieron en viviendas colectivas y tres, en unifamiliares. Por provincias, dos de ellos perdieron la vida en incendios en Ávila, Zamora y Valladolid en cada caso, más otro más en León.
Tras el "paréntesis" de 2020, el pasado ejercicio ratifica todas las pautas de comportamiento estadístico desde el año 2010, agravadas por el récord de muertes, que supone el tercer año consecutivo de incremento sobre las cifras totales. El grupo más vulnerable frente a un incendio, tanto en vivienda como a nivel general, vuelve a ser el de las personas mayores de 64 años, aunque en Castilla y León la mayor cifra se observa entre 50 y 60 años, con tres muertes.
La causa principal de fallecimiento, confirmada en dos de cada tres fallecidos, es la intoxicación por humo y/o gases tóxicos derivados del fuego. El riesgo de morir de las personas que viven solas frente a las que lo hacen acompañadas se multiplicó por tres en 2023.
Además, en los meses más fríos se concentró la mayoría de las muertes en España, tanto en vivienda como en general, con porcentajes en torno al 60 por ciento de las víctimas registradas en ese periodo, algo que no sucede en Castilla y León, que se centraron más en verano.
La causa probable de muerte más importante conocida fue a consecuencia de incendios originados por aparatos o equipamientos eléctricos: y, un año más, el mayor número de siniestros con fallecidos se inició en el salón.
Teniendo en cuenta estos datos, se pone de manifiesto que "se considera imprescindible una política que, sin descartar la obligatoriedad al menos para viviendas de nueva construcción, fomente la colocación de sistemas de detección de humo en casas particulares, apoyando cualquier iniciativa legislativa que nos equipare en cuanto a la instalación de detectores y/o rociadores a los países de nuestro entorno como Francia o Gran Bretaña, donde dichos aparatos son obligatorios".