El inexorable paso del tiempo devora, sin melancolía y piedad alguna, a muchos de los actores que, con esfuerzo, fueron construyendo la historia de Palencia y los palentinos. Solo en algunos casos se logran mantener vivas ciertas instituciones que en el pasado fueron importantes para vecinos y localidades. Un par de ejemplos de esta lucha en la provincia son el Círculo Católico de Obreros de Palencia y la Sociedad Obrera de Socorros Mutuos La Saldañesa, dos entidades más que centenarias que, con muchos cambios, siguen en funcionamiento en el siglo XXI. En ambos casos celebrarán su fiesta mañana en honor al patrono San José Obrero.
En la capital, la presidenta del Círculo, Chelo Aparicio, explica que el Primero de Mayo comenzará con una misa en la iglesia de Nuestra Señora de la Compañía y proseguirá en la sede de la entidad, que está ubicada en un edificio de la calle Gil de Fuentes, con una comida y, a última hora de la tarde, una chocolatada.En la comarca de la Vega-Valdavia, el grueso de las actividades tendrán lugar mañana. A las 11 horas habrá un desfile de autoridades y socios que comenzará en el edificio de la sociedad y concluirá en la iglesia de San Miguel. A continuación será el turno de la procesión del santo por las calles de la villa y a las 11,30 horas, de la misa. A las 12,30 horas tendrá lugar el vino español y a las 13,30, un concierto a cargo de la Asociación Musical Saldañesa en la plaza Mayor. El broche de oro, si el tiempo no lo impide, será el tradicional reparto de caracoles, panceta y vino en la pradera anexa al santuario de Nuestra Señora del Valle.
Según explica Jesús Quijano, miembro de la junta directiva de la entidad, esta celebración visibiliza el papel que desempeñó la sociedad obrera de la localidad, que fue fundada por un grupo de 16 saldañeses el 20 de junio de 1920, una época en la que, por influencia de la doctrina social de la Iglesia, proliferaron entidades de este tipo y con el mismo fin por toda España.
El primer presidente fue Julio Pérez y en los inicios había que abonar una entrada de dos pesetas para formar parte de ella y una cuota periódica de una peseta al mes. A cambio, cuando sobrevenía la contingencia de la enfermedad o el accidente, la prestación era de dos pesetas el primer mes, y de una en adelante. Era una importante ayuda para aquellos obreros y trabajadores por cuenta ajena que sufrieran algún problema y no pudieran llevar salario a casa.
Con el paso del tiempo, y especialmente a partir del año 1963, cuando que se aprobó la Ley de la Seguridad Social, que actualizó y regularizó un conjunto de prestaciones aisladas que se habían ido acumulando, la sociedad obrera saldañesa, como tantas otras, fue sustituyendo la función principal con que había nacido en 1920 por una más complementaria de las prestaciones del sistema público y se había ido adaptando a la evolución de la legislación sobre las mutuas y entidades de previsión social.
Estos y otros cambios posteriores provocaron que muchas entidades de este tipo se disolvieran y liquidaran porque su actividad asistencial había perdido sentido y no tenían capacidad para ofrecer prestaciones de cierta entidad, pero en Saldaña apostaron por subsistir manteniendo su nombre tradicional y acogiéndose a la legislación de asociaciones. Quijano asegura que la sociedad, en la actualidad, «es un símbolo compartido por todos los saldañeses, sin distinción de oficio ni de ideas; uno de esos tan importantes en la historia de los pueblos».
EN PALENCIA. Por su parte, el Círculo Cátolico de Obreros de la capital, que desde hace décadas es una asociación social y recreativa, también atesora una importante historia más que centenaria de apoyo a los trabajadores con creación de sindicatos obreros, la fundación de una caja de resistencia y la institución de las escuelas para la educación de los socios o militantes, entre otras acciones, según recoge Santiago Francia en el libro El Círculo Católico y sus sindicatos de obreros. Como ocurre en otros lugares, esta institución también sufre el problema de la falta de relevo generacional. La presidenta admite que la cifra de socios fue más alta en el pasado (actualmente son en torno al medio centenar), lo que permitía que hubiera más ambiente y actividades.
Además, la llegada de la pandemia de coronavirus afectó muy negativamente, puesto que los integrantes del círculo palentino son de avanzada edad. «Antes las fiestas duraban cuatro días e incluso había baile», declara Aparicio.