Repunta la demanda y los precios de la tierra

Vidal Maté
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Las operaciones de compraventa crecieron un 17% respecto a 2023 y las herencias llegaron a cifras récord. Aumenta la presencia de fondos de inversión en el campo, lo cual dificulta el acceso de los jóvenes a la tierra

Repunta la demanda y los precios de la tierra

Puede ser por la necesidad de aumentar la dimensión de las explotaciones, amenazadas en ciertos casos por la subdivisión derivada de las herencias; puede ser una estrategia de concentración, sobre todo de grandes grupos, para asegurarse la posibilidad de producir y operar en los mercados globalizados ante el incremento de la demanda mundial. La realidad es que la tierra, también en España, se ha convertido en un medio de poder con una demanda creciente que se está traduciendo en subidas de cotizaciones, aunque muy variables.

El valor y los precios de la tierra para usos agrarios vienen determinados por un conjunto de factores que van desde valores relativos hasta la calidad de la propia tierra (secano o regadío), pasando por la demanda que haya en cada zona en función fundamentalmente de la edad de los agricultores , la existencia o no de un relevo generacional, el posible desembarco de grandes grupos empresariales dedicados a labrar esos amplios territorios o las políticas públicas o de entidades financieras enfocadas a propiciar medios económicos para la compra de tierras. Otros elementos que pueden igualmente jugar un papel importante a la hora de valorar la tierra es su distancia a grandes núcleos urbanos cuyos habitantes tengan interés por disponer de un terreno, bien para su laboreo, o simplemente para su uso y disfrute; más si el terreno tiene posibilidades como explotación cinegética.

En muchos casos, el hecho de que una explotación tenga la posibilidad de, además de dedicarse a su laboreo como explotación agrícola y ganadera, ser utilizada como finca de caza o de recreo, son también factores determinantes para las subidas de precios. Y de ciertos límites no pueden pasar los agricultores profesionales con criterios de rentabilidad de cara a aumentar la dimensión de sus explotaciones y operar más con una economía de escala.

En este contexto cabe señalar que, en los últimos tiempos, han aumentado de unos 70 hasta más de 200 el número de fondos de inversión que operan en el campo con la compra de terrenos rústicos, no solo para ocio y recreo, sino también para producir alimentos en sectores como el olivar, viñedo o frutas y hortalizas. Todo esto es más evidente en el centro y sur de la península, además de en el valle del Ebro.

Datos manejados por la consultora Cocampo, especializada en este sector, señalan que en el pasado mes de septiembre la compraventa de fincas rústicas registró operaciones sobre 13.400 propiedades, lo que supone un incremento del 7,4% sobre el año 2022 y del 16,9% sobre el pasado ejercicio. Si se compara con el mes de agosto, cuando el número de operaciones ascendió a 10.600, el número de fincas adquiridas en septiembre habría crecido un 23,9% según los datos manejados por el Instituto Nacional de Estadística.

Más allá de las operaciones de compra venta, el movimiento de la tierra ha sido también importante si se tienen en cuenta otros procesos en las transmisiones de la propiedad. En este escenario, datos públicos señalan que solamente en el mes de septiembre se transmitieron un 8% más de tierras que en el mismo periodo un año atrás hasta la cifra de 36.450. De este volumen de tierras que han cambiado de manos, a las 12.398 operaciones en compraventa se suman otras 15.114 vía herencias que suponen, en muchos casos, un paso atrás para avanzar en la superación del minifundismo. Aparte, se registraron 1.306 operaciones de donaciones, 171 de permutas de tierras y otras 7.500 de otro tipo.

 

Transmisiones.

En lo que afecta a las herencias, en septiembre se produjo igualmente un repunte tras el descenso registrado en agosto con un incremento mensual del 26,4% y del 9,8% con respecto al mismo mes del año pasado. La transmisión de más de 15.000 propiedades es la cifra más alta para un mes desde que se disponen de registros.

De esas 12.398 transmisiones de fincas rústicas habidas en septiembre vía compraventa, a la cabeza se halla Castilla y León con 1.877, seguida de Andalucía con 1.747, la Comunidad Valenciana con 1.659, Castilla la Mancha con 1573, Aragón con 915, Galicia con 770, Navarra con 196 y La Rioja con 174. Destacan los incrementos del 34% en Castilla-La Mancha y del 26,7% en Castilla y León, lo que sería a la vez un reflejo de la evolución de la población de los propietarios en un medio rural más envejecido.

En el caso de las herencias, las 15.114 fueron una cifra récord. En este ámbito también se mantiene en cabeza Castilla y León con 3.285 operaciones, seguida de Castilla-La Mancha con 1.960, Aragón con 1.039, Navarra con 444 o La Rioja con 178. En las herencias destaca el incremento de un 60% en Asturias y, muy por detrás, el 20% en La Rioja o el 18% en Castilla y León y Castilla-La Mancha.

En este contexto de una mayor demanda por la tierra y con las ayudas de la PAC congeladas tras los incrementos de años atrás se podría decir que los precios para el suelo rústico han entrado, en líneas generales, en una situación de cierta estabilidad, salvo excepciones de suelos específicos para unos determinados cultivos o zonas más tensionadas por la mayor demanda.

Es por ello por lo que los precios medios de las tierras, según los datos manejados por la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos Cultivos, se mantienen en una media en el entorno de los 10.000 euros desde 2016, para situarse en 2023      -datos manejados por Cocampo- en 10.948 euros por hectárea, con 6.500 euros para fincas cinegéticas o 8.000 euros para fincas ganaderas. A partir de esas cifras medias, se debe considerar que hablar de precios medios de la tierra es solo dar una cifra para la estadística, en cuanto que es tal la diversidad de terrenos y sus circunstancias en cada territorio -y casi en cada comarca- en función de la demanda y de sus posibilidades de cultivos, que no se puede hablar seriamente de medias.

Con todo ello, en el caso de las tierras de cultivo se barajan cifras medias en el entorno de los 13.000 euros para herbáceos, que llegan a los 18.000 euros en tierras de regadío y se quedan en algo más de 7.000 en secanos. Los viñedos para vinificación en secano se venden desde los 15.000 euros, al margen de las superficies incluidas en las denominaciones de origen de más calidad. Y se pagan más de 20.000 euros por una hectárea de olivar de secano, por los menos de 5.000 euros de una hectárea de un secarral aragonés.