Hace quince años, Olidia llegó desde Ecuador a Palencia por motivos de trabajo. Diez años después vino su hija Daisy, pero por un motivo bien distinto: Olidia padecía leucemia y ella quiso donarle parte de su médula para contribuir a su recuperación. Ana María Espinoza, presidenta de la asociación de voluntariado Puente de Vida, y Ángela Pastrana, voluntaria, empezaron a ayudar a Olidia debido a que su situación se había tornado más difícil a causa de su enfermedad. Por aquel entonces, la asociación y la iglesia evangélica Centro Cristiano de Palencia empezaron a hacer una labor de acompañamiento a esta familia. Fue en esa época cuando conocieron a Daisy, ya que acompañaba a su madre en la iglesia de la que formaba parte.
Poco tiempo después, Daisy empezó a sentir dolores de cadera y a cojear. Tras hacerle varias pruebas, le comunicaron que padecía un cáncer de estómago avanzado. Una mala noticia, pero que recibió con tranquilidad, pues era una persona muy positiva. Cuando Daysi dio a conocer a Ana María y Ángela su diagnóstico y la preocupación que sentía por los síntomas de la quimioterapia, empezó una nueva etapa en este acompañamiento que uniría más todavía la vida de estas personas.
Debido a la debilidad que sentía, Daisy no pudo seguir trabajando ni seguir con las gestiones para reagrupar a su familia. Además, tampoco pudo tramitar la renovación de su documentación, que caducaba justo cuando se encontraba en lo peor del tratamiento.
Por todo ello, no solo no pudo traer a sus hijos, sino que además se quedó en una situación ilegal y muy vulnerable, que empeoró aún más debido a la escasez de medios económicos. Ni ella, ni su madre podrían trabajar en la situación de salud en la que se encontraban.
Ana María, la asociación Puente de Vida y la iglesia evangélica Centro Cristiano siguieron apoyando y colaborando, pero ahora contaban con más ayuda: Paloma Rivero ofreció asesoría y otros tipos de apoyo; la jefa de extranjería,Paloma Doncel, se mostró también dispuesta a colaborar, facilitando en todo lo posible las gestiones que había que llevar a cabo. Fueron días de mucha actividad en los que muchas personas dieron lo mejor de sí mismas para ayudar a Daisy.
Varios voluntarios se volcaron para solucionar los trámites legales de su permiso de residencia. Entre ellos se encontraba Óscar, un trabajador del consulado de Ecuador en Madrid, que se desplazó hasta Palencia para llevar la documentación necesaria y que así la pudiera firmar. El 2 de mayo de 2023, Daisy volvía a estar en una situación legal gracias al apoyo de muchas personas que le habían ayudado de diversas formas. Pocos días después, Rosa, otra de las muchas personas que colaboraron en esta labor de acompañamiento, acudió al consulado a recibir la documentación renovada de Daisy.
La Asociación Puente de Vida siguió ayudandola para mejorar su situación todo lo posible. Colaboró en la tramitación de las ayudas necesarias para que tuviera acceso a los medicamentos que necesitaba (una labor en la que también colaboraron algunos trabajadores de la Seguridad Social y de la Asociación contra el Cáncer), la tramitación del reconocimiento de su discapacidad y, por último, la concesión de un auxiliar de confianza que estuviera con ella una parte del día (cabe destacar el calor humano de María Concepción, la persona contratada a tal efecto). También fue posible lograr durante estas semanas una prestación no contributiva, que fue aprobada pocos días antes de su fallecimiento Cuando falleció, Daisy estaba acompañada por varias personas. Gracias a ese tiempo extra, a la buena disposición de todos los que la apoyaron en esos duros momentos, y al optimismo y la fe con que esta fuerte mujer encaraba la vida, pudo poner en orden muchas cosas y dejar a su familia en una mejor situación.
*Presidenta de la asociación de voluntariado Puente de Vida.